Quito, 23 de abril de 1829.
Al señor General Pedro Herrán.
Mi querido general y amigo:
He recibido la apreciable carta de Vd. de 22 de marzo y otra anteriormente, que ni ahora tengo a la vista ni tampoco pude contestar en el correo pasado porque estaba con un gran dolor de cabeza aquel día, de resultas de un convite que di a mis amigos en el anterior por ser día de Pascua y 19 de abril. Ahora, pues, sólo me contraeré a la del 22 que tengo presente.
Me es muy satisfactorio haber podido proporcionar algunas esperanzas a Colombia, y a mis amigos el placer que saboreaban los de esa capital con Vd. en el día que me escribía felicitándome por los buenos sucesos de Pasto y todo el Sur.
Doy a Vd. las más cordiales gracias por el decidido interés que toma Vd. en cuanto tiene relación con mi reputación y gloria, pudiendo asegurarle que mi reconocimiento es extremo.
Los sucesos de Méjico son tan temibles como pueden ser útiles a Colombia para hacerla más juiciosa en adelante, ya que tuvo la fortuna de escapar de los léperos del 25; y para que en las elecciones próximas no sea tan incauta como lo ha sido en otras. Los amigos del orden, o los antiléperos, deberán emplear todo su influjo en prevenir la opinión pública a fin de que no participemos de aquellos horrores.
Nada particular ocurre por ahora. No hemos vuelto a saber del Perú desde el 13 o 14, que recibimos todas aquellas noticias, por cartas del mismo Lima, y que se comunicaron inmediatamente a ésa. El general Flores se halla a las puertas de Guayaquil con fuerzas más que suficientes. Acabo de tener el parte de haber tomado su vanguardia a Samborondón; pero tenemos que entretenernos esperando que bajen un poco las inundaciones o llegue nuestra escuadra, a la vez que también esperamos que el Perú nos mande entregar buenamente la plaza o conteste a nuestros reclamos. Tomado que sea Guayaquil, que espero sea antes del 15 del entrante, me regresaré a la capital de la república a disfrutar de la sociedad de mis fieles amigos.
Mientras tanto, quedo como siempre, de Vd. su amigo de corazón.
Bolívar.
Adición: —Haga Vd. que Urdaneta dé, de mi parte, todos los pasos en favor de su hermano. Para esto es preciso que Vd. ceda en los asuntos que disputa con los ministros. No se haga Vd. temer: esto no es bueno al principio de la carrera. Siga Vd. mi consejo aunque tenga razón.
Otra adición: 27 de abril. —Nos dicen que La Mar viene con 2.000 hombres a sostener a Guayaquil; pero esto no será mucha cosa, porque además de que nuestro ejército vale mucho más y está muy bien mandado, los intrigantes de Lima, junto con nuestros amigos, trabajan mucho allí.
(*)Tomado de un recorte de periódico.
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