Magdalena, 28 de marzo de 1825.
Al señor William Tudor, Cónsul General de los Estados Unidos en el Perú.
Señor Cónsul: Con el más vivo dolor he recibido la inesperada noticia que V.S. se sirve comunicarme del sensible fallecimiento del señor Juez Prevost [1] Una pérdida semejante nadie puede apreciarla tanto como yo, que tuve la honra de conocer y tratar al difunto, cuyos talentos y cualidades morales eran dignos de un agente del pueblo más libre y más bien constituido del universo. El señor Prevost era un verdadero filántropo y un político liberal; él era, sobre todo, el adorador de la América. Con tales títulos, ¿cuánto no debe serme lamentable su muerte?
Yo suplico a V. S., señor Cónsul, de manifestar al señor Prevost [2] este sentimiento de mi dolor y de mi compasión en este infausto momento para los amigos y para el hijo del hombre benemérito que ha venido al Perú a vivir entre nuestras tribulaciones, y a morir después que su corazón había sentido con transporte el triunfo de nuestra libertad.
Me será muy satisfactorio el ver llegar a la república peruana el agente americano de que V. S. hace mención en la nota de hoy. Yo me adelanto a dar [a] V. S. las gracias por esta anticipación, que debemos anhelar para estipular nuestras relaciones y fijar nuestros derechos recíprocos.
Aprovecho la oportunidad de ofrecer a V.S. mi distinguida consideración.
BOLÍVAR.
* De un impreso moderno. El Dr. Lecuna, en “Simón Bolívar, Obras Completas”, I, p. 1072, la publica "de una copia". El destinatario, William Tudor (1779-1830), nacido en Boston, era Cónsul de los Estados Unidos en el Perú; murió en Rio de Janeiro, donde desempeñaba el puesto de Encargado de Negocios de Estados Unidos. Bolívar escribía desde su residencia de la Madalena, cerca de Lima.