Bogotá, octubre 30 de 1821.
(General Mariano Montilla).
Mi querido general:
Ha sido con transporte de alegría que he recibido las llaves de Cartagena. Aún después de la capitulación dudaba del éxito de ella; porque por lo mismo que nada es comparable al precio de su posesión, yo desconfiaba por algún evento casual que pudiera privarnos de una plaza que asegura la libertad de Cundinamarca.
Ahora se trata de nuevo de una empresa que si Vd. quiere encargarse de ella, puede darle mayor gloria y un grado más: yo vuelvo a suplicar a Vd. que se encargue de libertar al Istmo: más me empeño en esta súplica por Vd. que por la Patria. La empresa saldrá bien de todos modos porque los medios que tenemos son suficientes, y porque los jefes Rieux y Córdova lo harán sin duda con suceso. Pero yo quiero, mi querido amigo, mostrarle que le deseo a Vd. la misma gloria que yo me reservaba para mí. Yo quiero que Vd. vea cada día lo que yo le amo, y lo lejos que estoy de los antiguos resentimientos que nos dividieron en la época pasada. Crea Vd., Montilla, que yo no conozco la venganza: que mis amigos son los de la Patria: que al que más la sirva es al que más amo. Vd. ha hecho grandes servicios en estas circunstancias, y por consiguiente Vd. participa de mis mayores afectos.
Estas cuatro líneas darán a Vd. una idea de mis cordiales deseos, y si Vd. los quiere cumplir me llenará de una verdadera satisfacción.
Dígale Vd. al coronel Padilla de mi parte que voy a mandarle el empleo de general, y que no va en esta fecha porque el Consejo de Gobierno no se ha reunido aún. Dele Vd. las gracias por su brillante conducta en la libertad de su Patria.
Supongo que Vd. dejará a Rieux encargado de Cartagena, si va el Istmo. Yo marcho pronto para el Sur, y ofrezco por aquella parte cooperar a la toma de Panamá.
Creo que el coronel Salom ya habrá salido con su expedición para acá, y que Vd. se aprovechará de parte de los preparativos que se habían hecho con el mismo fin. El tiempo es precioso y la ocasión calva.
Adiós, mi querido general, soy de Vd. de corazón.
BOLÍVAR
* Boletín de la Academia Nacional de la Historia, N° 132, pág. 427. El original pertenece al señor José Rafael Troconis, dueño de las Galerías Artísticas, Cují a Romualda Nº 74, Caracas. El señor Troconis adquirió el original en París de la firma Fierre Cornuau (22, rué Laffitte, 22 París 19), el 30 de septiembre de 1948.
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