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DOCUMENTO 10228 CARTA DE SIMÓN BOLÍVAR PARA EL GRAN MARISCAL DE AYACUCHO ANTONIO JOSÉ DE SUCRE, FECHADA EN NASC A EL 26 DE ABRIL DE 1825, EN LA CUAL LE TRATA LO REFERENTE A LA DESAVENENCIA GENERADA POR LA DESAPROBACIÓN EXPRESADA POR EL LIBERTADOR, DE LA DECISIÓN TOMADA POR SUCRE PARA LA CONVOCACIÓN DE LOS PUEBLOS DEL ALTO PERU. BOLÍVAR HACE ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DEL DESTINO DE ESOS PUEBLOS CONVOCADOS POR SUCRE.*

Nasca, 26 de abril de 1825.

A S.E. El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.

Mí Querido General:

Ayer recibí, con un oficial de Pichincha [1]] las dos cartas de Ud. del Potosí a 4 de abril. Veo por ellas con mucho dolor el gran sentimiento que le ha causado a Ud. mi carta del 21 de febrero. Yo me imaginé siempre que la delicadeza de Ud. se ofendería por mi desaprobación a la convocatoria de los pueblos del Alto Perú. Ud. sufrirá constantemente mientras que sea movida su sensibilidad por esas cuerdas delgadas de una delicadeza suprema.

Ni Ud. ni yo podemos evitar un mal que es inherente a su naturaleza propia; pero si podemos obrar de un modo que evitemos los desagrados que son consiguientes a los negocios públicos.

Ud. me pregunta que por qué no le di a Ud. instrucciones, y por qué no le escribí aquella carta del 21 de febrero antes, como Ud. lo pedía repetidas veces. Responderé que yo mismo no sabía lo que debía decir a Ud.; porque dependían mis instrucciones de la voluntad del congreso. Rousseau aconseja que cuando se ignora lo que se debe hacer, la prudencia dicta la inacción para no alejarse uno del objeto a que se dirige, porque puede uno adoptar mil caminos inciertos en lugar del único que es recto. Así he obrado yo, y me parece que así debió Ud. obrar. Lo que Ud. me dice sobre la rectitud de sus principios y de sus sentimientos es enteramente inútil: yo sé muy bien que Ud. no tiene ambición, y Ud. me injuria en disculparse con respecto a una pasión que jamás he pensado atribuirle.

Convenga Ud. conmigo, aunque le duela su amor propio, que la moderación de Ud. le ha dictado un paso que jamás pudo ser bastante lento. Lo que a mí me hacía dudar, y, por lo mismo, no resolver, lo juzgó Ud. muy sencillo y lo hizo sin necesidad; digo sin necesidad, primero, porque el país no se había libertado; segundo, porque un militar no tiene virtualmente que meterse sino en el ministerio de sus armas; y tercero, porque no tenía órdenes para ello.

Ud. me perdonará todas estas mortificaciones nuevas que le doy ahora; mas Ud. debe persuadirse que más sufro en darlas que en ahorrarlas; y que si yo sufro esta pena porque Ud. la padece, a la vez es con la mira laudable de desengañar a Ud. de que tiene razón, porque un mal que no se conoce no se puede jamás curar. Si Ud. pierde la ocasión de conocerse a sí mismo, ahora que la fortuna no le ha envenenado el ánimo todavía con sus embriagueces halagüeñas, no aprovechará Ud. nunca de la caudalosa fuente de talentos y virtudes que ha colocado en Ud. la naturaleza. Ud. está llamado a los más altos destinos, y yo preveo que Ud. es el rival de mi gloria, habiéndome ya quitado dos magnificas campañas; excediéndome en amabilidad y en actividad, como en celo por la causa común. Cuando el espíritu de Ud. esté cultivado por la experiencia y por la teórica, no dudo que sobresaldrá Ud. con mucho a cuánto conocemos de más ilustre entre nuestros americanos. Por todas estas consideraciones debe Ud. apreciar el mérito de mi sinceridad con respecto a Ud., puesto que ando buscando la perfección de aquellas nubes que deben obscurecer el poco resplandor de mi gloria. Dicho esto pasaré a otra cosa y es a la carta segunda.

Ud. supone que a mí me parecerá bien la convocatoria de la asamblea cuando llegue al Alto Perú. Tiene Ud. razón en suponerlo y diré más, que me gusta, y añadiré todavía más, que a mí me conviene sobremanera, porque me presenta un vasto campo para obrar con una política recta y con una noble liberalidad; pero lo dicho, dicho; y con la añadidura de que no siempre lo justo es lo conveniente, ni lo útil lo justo. Yo no debo obrar para mí, ni por mí. Mi posición pública es la conciencia de mis operaciones públicas. Por lo mismo, no sé todavía lo que me tocará hacer con ese Alto Perú, porque la voluntad legal del pueblo es mi soberana y mi ley. Cuando los cuerpos legales decidan de la suerte del Alto Perú, entonces yo sabré cual es mi deber, y cual es la marcha que yo seguiré. Ud. me dice que si quiero entregar ese país a Buenos Aires, pida un ejército grande para que lo reciba. Esta observación me ha hecho pensar mucho sin hacerme cambiar de dictamen.

También añade Ud. que las fracciones del Río de la Plata son soberanas y que la mitad del Río de la Plata reside en esas provincias altas; que, por lo tanto, un millón de habitantes bien podían constituir un gobierno provisorio para evitar la anarquía. Todo esto es exacto y justo; pero la ley del Congreso no ha mandado esto. Así es que no sé como haré para combinar la asamblea del Alto Perú con la determinación del Congreso. Cualquiera que sea mi determinación no será, sin embargo, capaz de violar la libertad del Alto Perú; los derechos del Río de la Plata, ni mi sumisión al poder legislativo de este país. Ud. sabe perfectamente que mi profesión ha sido siempre el culto popular y la veneración a las leyes y a los derechos. Yo no mandaré a buscar un ejército a Buenos Aires; tampoco dejaré independiente, por ahora, el Alto Perú, y menos aun someteré ese país a ninguna de las dos repúblicas pretendientes. Mi designio es hablar con verdad y política a todo el mundo, convidándolos a un Congreso de los tres pueblo con apelación al gran congreso americano. Entonces se verá que yo he respetado a todos y no me he inclinado a nadie; mientras tanto el Ejército Unido ocupará el país militarmente y estará sujeto al general en jefe que yo nombre.

Este general en jefe es Ud., debe ser Ud., y no puede ser otro sino Ud. Yo le ruego a Ud. que no se venga- esperarme para resolverlo todo conforme. [2]]

* De un impreso moderno: Simón Bolívar, Obras completas, tomo II, pp. 122-124. El compilador dice haber tomado el texto "del borrador", sin otra información.

Notas

[1] [Pichincha: se refiere a un batallón con este nombre.

[2] [Esta última frase del documento aparece tachada en el borrador, según el compilador.

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