Pativilca a 12 de enero de 1824.
Al señor Secretario de Relaciones Exteriores de Chile.
El inesperado regreso de la expedición Chilena a los puertos de esa República es un acontecimiento que influye poderosamente en la suerte del Perú. Esta Nación, que está amenazada fuertemente y que está en un estado de crisis terrible, ve este infausto suceso como una desgracia de suma trascendencia. El Libertador de Colombia, encargado de la dirección de la guerra, echa de menos la cooperación de ese fuerte auxilio y ve postrada una parte de sus planes. El Libertador, sin embargo conserva una viva esperanza de que los bravos y generosos chilenos no abandonarán al Perú en el día que más necesita sus auxilios, y espera que la sabiduría del Gobierno de Chile, consultando el interés general de América, tome un nuevo empeño en continuar sus sacrificios en obsequio de la Libertad general.
Así, pues, S.E. el Libertador me manda repetir a V.S. se sirva poner en consideración del Supremo Gobierno de Chile, la necesidad que hay de que la expedición compuesta del mismo número de tropas [Jefes y Oficiales] [1] vuelvan a los puertos del Norte de esta República, y si es posible hasta el de Huanchaco, pues la provincia de Trujillo nos presta suficientes medios de subsistencia y de movilidad, y el temperamento de la Sierra inmediata es sano y muy análogo al de Chile, y sus pueblos abundan en provisiones colectadas de antemano para el ejército. V.S. además puede asegurar al Gobierno que las tropas de Chile que vengan a Trujillo serán mantenidas y equipadas, tanto, como las de Colombia.
Sí la expedición chilena no regresa tan pronto como sea posible a los puertos del Norte, la campaña no podrá abrirse oportunamente ni con buen suceso a fines de marzo o principios de abril, tiempo en que los españoles podrán obrar activamente sobre la capital y aun invadir las provincias del Norte.
Me esfuerzo en hacer a V.S. esta franca exposición, tanto más, cuanto la situación del Perú es más urgente, y cuanto que las fuerzas que volvieron a Chile estaban ya fuera de su Estado, y no debió contarse con ellas para la defensa de aquel país. Aun cuando no sea posible de volver a la misma expedición, S.E. espera vengan otros cuerpos con 2.000 hombres por lo menos. V.S. y el Gobierno de Chile están sumamente penetrados de la necesidad de hacer este último esfuerzo que nos liberta a todos del fuerte enemigo, a quien debemos temer y cuya destrucción asegura la estabilidad de nuestras patrias, quitando hasta el deseo de invadirnos en lo sucesivo.
Dios, etc.
Al ministro de Relaciones Exteriores de Lima se le transcribió.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador, Sección O’Leary, Tº XXI, parte primera, Fº 103 vuelto al 105.
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