Pativilca, enero 11 de 1824.
Al señor general de división y en jefe del ejército de Colombia A. J. de Sucre.
Señor general:
S.E. el Libertador dispone que trasmita a V.S. las siguientes instrucciones:
1º—El ejército del norte se pondrá en estado de rigurosa defensiva.
2º—Aprestará toda la movilidad posible a fin de no carecer de bagajes para sus rápidas marchas.
3º.—Tendrá la vigilancia mas cuidadosa en sus cuerpos avanzados, para no ser sorprendido e invadido impensadamente.
4º—Sus marchas, en retirada, deben ser rapidísimas, a fin de no poder ser alcanzados por los enemigos: a este efecto se debe tener todo, todo preparado en la ruta militar que debe seguirse.
5º—Siendo tan inútiles los combates parciales e insignificantes, S.E. dispone que en retirada se procuren evitar a fin de no retardar las marchas.
6º—Luego que se vea el primer movimiento del enemigo que indique una invasión formal del territorio del norte, partirán órdenes simultáneas, conducidas por oficiales de toda confianza, para los diferentes jefes de cuerpos que están en Santa, [1] Trujillo, Huamachuco y Cajamarca, para que todos estos cuerpos y el ejército todo, se dirija al punto céntrico de Trujillo, llevando consigo cada cuerpo todo el bagaje, víveres y ganados que puedan conducir. Las tropas que estén en Huaraz deberán seguir su ruta hacia Santiago, [2] y de Santiago hacia Trujillo. Las que estén en Cajatambo deberán seguir el mismo movimiento dirigiéndose antes a Huaraz, y las que estén del otro lado de la cordillera real hacia Huamalíes [3] y Conchucos, deberán seguir a Huaraz, a menos que se encuentre un camino mucho más corto para atravesar la sierra y pueda ser tomado por los enemigos para dejarnos cortados. Debe tenerse advertido que los caminos de Conchucos alto y bajo, dicen que tienen muchos páramos, muy pocos víveres y falta de casas y poblaciones. Por otra parte aunque sea más corto el camino por Conchucos, los nuestros pueden llegar antes a Trujillo por caminos extraviados, tirándose hacia la costa desde Atunhuaylas (y no desde antes) hasta Huandoval. [4] En uno y otro lugar hay caminos que salen a Trujillo ahorrando mucha distancia. Con anticipar oficiales itinerarios y adelantar tropas de caballería, se podría preparar todo lo que se necesitase por la vía que se tomase.
7º—Ningún cuerpo deberá esperar por otro para ejecutar su movimiento, sino que anticipadamente lo harán: siendo el objeto acelerar y facilitar la marcha y atraer al enemigo a los arenales de la costa.
8º—Los cuerpos que marchan adelante deben dejar asegurada la subsistencia de los que vienen por detrás y si existe la menor sospecha de mala voluntad o traición debe quedar un piquete de tropas para asegurar los víveres, pues en casos semejantes ninguna desconfianza es excesiva.
9º—Es de la mayor importancia recoger muchos bagajes por todas partes a fin de poder llevar en la marcha todos los impedimentos, enfermos y cansados del ejército, de suerte que cada cuerpo lleve consigo muchos más bagajes que los que pueda necesitar para no perder nada por falta de ellos.
10º—Es del mayor interés militar averiguar con toda exactitud cuánta es la fuerza, número, arma y calidad que el enemigo reúna en sus acantonamientos para poder calcular con un poco de exactitud sobre la masa de la fuerza que mueva sobre nosotros. Bien entendido que no dejará un soldado atrás ni los distraerá en ninguna comisión al invadir nuestro territorio, pues las tropas que empleará en bloquear al Callao o en observar a Lima, serán las acantonadas en lea [5] y Pisco. Debiéndose contar además con que los enemigos reciben constantemente reclutas y reúnen diariamente sus convalecientes en los cuadros que para el caso dejan preparados. Así, pues, no se debe contar con que dejen en Jauja un solo cuerpo, sino que todo su ejército se moverá en masa.
11º—Mucha precaución debe tenerse con el Batallón N° 1 para que no deserten.
12º—Los Granaderos Montados teniendo muy malas mulas y caballos no pueden ni deben pasar la cordillera helada, a menos que del otro lado les tengan preparada remonta nueva y de mejor especie. Mientras tanto parece que debe quedar donde haya mejores pastos para alimentar sus cabalgaduras.
13º—El batallón Vargas deberá ir a Cajatambo, y se darán órdenes para que allí se le prepare todo; y tanto este batallón como los demás deberán hacer semanalmente dos marchas por lo menos de arriba abajo para que conserven su agilidad: los batallones de vanguardia sobre todo, deberán estar en un continuo movimiento para que puedan igualar en rapidez a los cuerpos españoles que los persigan. S.E. teme que en una marcha de más de 300 leguas es casi imposible que los españoles no alcancen a los cuerpos que estén en Huánuco si no se mueven éstos, ocho días antes que los enemigos puedan llegar a dicho punto.
14º—Por las anteriores consideraciones S.E. ordena que ocho días antes que los enemigos puedan llegar a donde están nuestros cuerpos avanzados, nuestras tropas se pongan en movimiento a retaguardia tomando para ello cuantas precauciones sean imaginables, pues S.E. juzga que ninguna otra cosa que la salvación del ejército es en el día interesante a la libertad del Perú, pues más depende ésta de la conservación de un batallón que de una provincia y que más vale militarmente una compañía que la destrozada Huánuco: no siendo por ahora nuestro objeto defender el territorio sino atraer al enemigo hacia él para mejor librarlo.
15º—Juzga S.E. indefectible una pronta invasión de parte de los españoles hacia el norte del Perú con todas sus fuerzas; y debe V.S. tenerlo entendido así para que todas las disposiciones y medidas que se tomen sean relativas a una retirada hasta la misma ciudad de Trujillo, a donde S.E. se dirigirá volando a disponerlo todo y llevando todo consigo desde Lima o donde se halle.
Estas son, señor general, las instrucciones que tengo el honor de trasmitir a V.S. de orden de S.E.
Dios guarde a V.S. Señor general.
J.G. PEREZ
* De un impreso moderno. "Correspondencia del Libertador" (1819-1829). Fundación Vicente Lecuna. Banco de Venezuela (Caracas 1974).
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