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DOCUMENTO 8451 OFICIO DE JOSÉ D. ESPINAR AL GENERAL DE DIVISIÓN ANTONIO JOSÉ DE SUCRE, FECHADO EN PATIVILCA EL 6 DE ENERO DE 1824, LE NOTIFICA QUE EL LIBERTADOR APRUEBA QUE SEAN JUZGADOS LOS REOS. LE COMUNICA DISPOSICIONES DEL LIBERTADOR SOBRE LA CONSERVACIÓN Y EL VESTUARIO DE LAS TROPAS. LE DICE QUE SE QUIERE DISOLVER AL BATALLÓN ISTMO*

Secretaría General.

Cuartel General en Pativilca a 6 de enero de 1824.

Al señor General de División Antonio José de Sucre. He dado cuenta a S.E. el Libertador de las comunicaciones de V.S. de Yungay [1] datadas el 18 y 19 de diciembre, y de la de Guayanca [2] del 29 del mismo.

S.E. aprueba la disposición de V.S. para que sean juzgados; y declara además que todo comandante de cuerpo o jefe de columna que esté aislado o distante del ejército, no sólo está autorizado para juzgar los reos de su cuerpo sino para imponerles la pena condigna de su delito en todos los casos que lo exijan la disciplina, la moral y la conservación de su cuerpo que es la suprema ley de la milicia.

Se ha dado orden para que el escuadrón de Granaderos pase a la provincia de Huaraz a situarse de este lado de la cordillera a disposición de V. S. Si V.S. no lo creyese de indispensable necesidad no lo hará atravesar la cordillera real de los Andes, así por la dificultad que habrá al otro lado para sostener la caballería, como porque en caso de una retirada será más fácil su movimiento. Ya he dicho a V.S. la oficialidad está a media paga por mes. Que de Lima nada hay que esperar y que V.S. está autorizado por S.E. para alterar y aumentar las contribuciones del departamento de Huaylas, de tal modo que su contingente pueda cubrir los gastos que indispensablemente ocasiona cada mes el ejército.

V.S. es el principal y único responsable de la conservación del ejército y S.E. quiere que V.S. tome por sí mismo todas las medidas que aseguren la subsistencia de las tropas sin ninguna consideración y sin confiar demasiado en las providencias que dicte el prefecto.

Haga V.S. responsables a los jefes de la vanguardia de los resultados funestos que pudieran acaecer por no dar ellos en tiempo los partes res-pectivos a los movimientos del enemigo: apercíbales V.S. y conmínelos severamente, pues es muy de extrañar que los jefes de una columna de observación guarden un silencio tan criminal como pernicioso. El teniente coronel Elizalde debe volver de Huaraz según he prevenido con esta fecha de orden de S.E., porque habiendo sido uno de los objetos de su comisión llevar los vestuarios y demás cargas que remitió el coronel Heres para el ejército, los ha dejado aquí y deberán seguir lo más pronto posible.

S.E. cree que la falta de vestuarios que experimenta el ejército puede remediarse por ahora colectando todos los lienzos o tocuyos y todos los cordellates y bayetones del país tomándolos, bien sea por vía de donativo, bien sea de contribución, o bien a cuenta de los cupos distribuidos en ese departamento. Con los tocuyos se pueden hacer camisas que aunque no sean de mucha duración servirán al menos para cubrir la desnudez del soldado y para el abrigo indispensable en esos temperamentos. Los cordellates y bayetones pueden destinarse para pantalones. En los vestuarios que han venido de Lima hay un gran número de casacas de toda especie: éstas refaccionadas en maestranzas podrán destinarse a los diferentes cuerpos del ejército.

S.E. había destinado al batallón del Istmo a la división del mando del señor coronel Urdaneta: quiere erfundirlo por iguales partes en los batallones Voltíjeros y Pichincha. Para ello manda que el batallón del Istmo permanezca en Huaraz por ocho días durante los cuales debe ser tratado muy bien de preferencia. Al cabo de dichos días se agregarán sus compañías por iguales partes a los batallones Voltíjeros y Pichincha, en donde se les tratará del mismo modo por quince días. Después de éstos se entremezclarán los individuos del Istmo indistintamente en las compañías de los referidos batallones, siempre distribuyéndolos por iguales partes y disolviendo completamente el cuerpo. Lo mismo se ejecutará con el resto de dicho batallón que quedó aquí en hospital y con el que ha de venir de Guayaquil adonde arribaron.

El comandante O’Connor debe venir a este cuartel general en donde será destinado por S.E. el Libertador.

Dios guarde a V.S. Señor general.

JOSÉ D. ESPINA

Adición.

Los caballos que llevará el escuadrón de Granaderos son los mismos que sacaron de Lima y en los cuales fueron hasta Otuzco, [3] hicieron sus correrías, y algunos se pasaron hasta Trujillo. Tal vez no podrán atravesar la cordillera, a menos que encuentren caballos de repuesto que estén bien mantenidos.

ESPINAR

De un impreso moderno. "Correspondencia del Libertador" (1819-1829). Fundación Vicente Lecuna. Banco de Venezuela (Caracas 1974).

Notas

[1] Yungay. Provincia del Perú en el Callejón de Huaylas, departamento de Ancash, al norte de Lima y al sureste de Trujillo.

[2] Huallanca o Guayanca. Población del Perú, situada al sureste de Trujillo.

[3] Otuzco. Ciudad del Perú dependiente del departamento La Libertad, situada al este de Trujillo.

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