Villa del Norte, 29 de diciembre de 1816.
Al General Santiago Mariño
Mi querido compañero y amigo:
Estos títulos para mi corazón los más caros, los más santos, han sido por mucho tiempo nuestro honor, nuestra garantía recíproca. Vmd., a la cabeza de cuarenta amigos entró por el Oriente [1] a tiempo que yo por el Occidente hacía otro tanto [2]. Mutuamente nos ayudamos y por nuestros propios servicios nos elevamos a una igual dignidad. Desde entonces fuimos compañeros: V. me auxilió con las tropas de su mando y yo le vi como al bienhechor de la patria. El infortunio no pudo romper los lazos de nuestra unión. Juntos arrostramos la tempestad de Carúpano [3], la de Cartagena [4] y la de Güiria [5]; en estas circunstancias hemos sido un modelo de amistad. Esta virtud debe acompañarnos hasta el sepulcro: debe ser nuestra guía en nuestra vida y nuestro epitafio en la muerte; que gloria será para ambos vernos rivales de la misma gloria y unidos por un mismo sentimiento. Al frente de Güinimita [6] escribí a V. una carta expresándole el estado de mi corazón y los proyectos que pensaba ejecutar. Aquél es el mismo en el día que lo fue entonces y mis pensamientos no han cambiado a pesar de tantas ocurrencias extraordinarias. General, yo soy el mejor amigo de V. Desgraciadamente los de V. no lo son míos, de aquí nacen todas las alteraciones que hemos sufrido, y que yo espero no volveremos a sufrir, tanto para salvarnos como para salvar a nuestra patria querida. La conducta de V. puede haber variado; pero yo estoy cierto que su corazón no varía nunca. El general Mariño no es el general Castillo [7], y así a pesar de todos los Montillas [8] yo no me puedo persuadir que V. sea capaz de degradarse al infame rango del traidor cobarde, que lo envió a V. a los calabozos de la Inquisición [9], destruyó nuestro ejército y perdió quizás para siempre su desgraciada patria. Compañero, amigo, acuérdese V. siempre de Castillo. Sólo porque él fue disidente no debe V. serlo jamás. El fin de aquel miserable es en general el de todos los que siguen sus pasos. Acuérdese V. de Ribas [10]: él fue tan desgraciado como fue inicua la conducta que tuvo con V. Temamos los mismos escollos donde otros han perecido, o sucumbido. Por último, tenga V. presente a la posteridad que debe juzgarnos sin cabalas y sin chismes sólo por los hechos: V. tiene la pasión de la gloria; procure V. conservarla como la ha adquirido: la ambición es una mancha para la verdadera gloria y el mayor esplendor de este brillante adorno, le viene más de la moderación que del poder. El poder sin la virtud es un abuso y no una facultad legítima; V. posee todo el que conviene a la felicidad del país y a su propio honor: en busca de otro mayor no pierda V. el que tantos sacrificios le ha costado. Querido amigo, no crea V. que yo deseo mandarlo, por el contrario debe V. persuadirse que yo deseo someterme a un centro de autoridad que nos dirija a todos con la más severa rectitud. Deseo cor-dialmente que nuestro jefe común sea de un carácter inflexible e imparcial, y en caso de que no sea así vamos a tener mucho que sufrir por los partidos que se aumentan siempre en razón de las desgracias y del tiempo. En fin, compañero, reciba V. esta carta con indulgencia y véala como la expresión más ingenua de la amistad más franca. Recomiendo a V. muy particularmente a la ciudadana Petronila de Mata [11], mujer del ciudadano coronel Gómez [12], para que procure V. canjearla por cualquier persona, y principalmente por cuatro o cinco señoras que están aquí y son esposas, o pertenecen a españoles o sus partidarios. Espero que V. me escriba a Barcelona para donde parto mañana y también espero que V. se ponga en comunicación conmigo a fin de que podamos obrar de acuerdo, bien separados, bien reunidos, pues de otro modo ni V. podrá tomar a Cumaná, ni yo defender a Barcelona. Los enemigos parece tienen un fuerte ejército bajo las órdenes de Morales [13] y debe marchar contra nosotros para socorrer a Cumaná y arrollarnos de paso. Deseo ardientemente que haya una frecuente comunicación como se lo expresará a V. el Capitán de navio ciudadano Juan Fermín [14] que va comisionado por mí para entregarle estos pliegos y explicarle de palabra otras muchas cosas que sería demasiado largo escribir. Cuanto V. crea conveniente no confiar al papel puede V. convenirlo con el mismo Fermín.
BOLÍVAR.
Es copia, Moxó. [15] (Rubricado)
* De una fotografía de copia de época. En el Archivo de Indias, Sevilla (Sección Estado. Legajo 69), se conserva una copia manuscrita, autenticada por Moxó, que la Comisión Editora ha podido examinar en reproducción fotográfica, gracias a la colaboración del Hermano Nectario María. Sobre el destinatario, General Santiago Mariño, véase la nota 3 del Doc. N9 143 y la nota principal del Doc. N° 253, en la Correspondencia Oficial