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DOCUMENTO 177. OFICIO DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR DIRIGIDO AL PRESIDENTE EN­CARGADO DEL SUPREMO PODER EJECUTIVO DE LA UNIÓN. FECHADO EN CÚCUTA EL 6 DE MAYO DE 1813, RELATIVO A LOS EXCESOS DE LAS TROPAS EN LAS CAMPAÑAS.*

Excmo. Señor Presidente, Encargado del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión.

Excmo. Señor:

En oficio de 24 del pasado, que me ha dirigido el señor Secretario, me [1] dice que el Supremo Gobierno de la Unión no duda que yo trataría a mi entrada en Cúcuta de impedir los desórdenes que se cometieron, pero que [2] es cierto han producido las más fatales consecuencias, habiéndose robado más de 200.000 pesos. Segura­mente no se ha engañado el Supremo Gobierno Federal en cuanto a lo primero, y los robos que se dicen no ha estado en mi mano impedirlos, aunque considero el cálculo infinitamente excesivo [3] a lo que en realidad ha podido ser.

Los comerciantes y mercaderes huyeron en el momento mismo que entraban mis tropas a [4] esta Villa, dejando sus almacenes y tiendas abiertas. Los vecinos que andaban por las calles y los que desde sus casas observaban la proporción de aprovecharse sin ries­go de los intereses de sus opresores, fueron los primeros en tomar cuanto pudieron. Diseminados mis soldados por las calles persi­guiendo a los enemigos fugitivos, encontraban tiendas y casas abiertas ya comenzadas a robar, y era muy difícil, por no decir imposible, impedir que cogiesen cuanto se les presentaba a las manos.

Las tiendas robadas eran pertenecientes a nuestros enemigos: si algunos patriotas han sufrido perjuicios [5] yo no lo podía saber, y cuando me los han representado, sin más documento que su dicho, he mandado indemnizarlos, como se ha verificado con el ciuda­dano Ambrosio Almeida, que es el único que ha hecho reclamos, aunque infundados y aun arbitrarios, como lo tengo significado a V.E.

Inmediatamente hice reunir en un solo almacén todos los efectos apresados para que se vendiesen, y con su producto se han pagado estos dos meses las tropas que yo traje, las que trajeron el Briga­dier Ricaurte [6] y [7] Comandante Girardot, [8] y el batallón del Co­ronel Castillo, [9] pues a mí no se me han dado fondos para man­tener este ejército. Si los administradores de estos intereses, los conductores que los transportaban de un lugar a otro, los solda­dos que hacían la guardia que dispuse para su custodia y los ofi­ciales que los mandaban, han ocultado o extraído alguna parte, no [10] era posible impedirlo ni es fácil averiguarlo.

En una palabra, señor Presidente, si yo no hubiese tomado esta ciudad al asalto, ni se habría aprovechado en favor del Estado un solo maravedí de los intereses de los españoles y enemigos de nuestra libertad, ni ellos los habrían dejado como lo hicieron de improviso, pues habrían tenido tiempo de transportarlos u ocul­tarlos donde no hubiese sido posible descubrirlos, y [11] en una con­fusión como la de un combate y las consecuencias que le son ane­xas, no es posible que haya el orden que se desea, sobre todo en unas tropas acostumbradas a tomar los pueblos del Magdalena, pillarlos e incendiarlos luego, como ha sido la práctica de los sol­dados de Cartagena; así parece que es más natural que se me agra­dezca todo lo que se ha podido salvar, más que el que se me re­convenga por lo que se ha perdido, pues lo primero ha depen­dido de mí y lo segundo no; y yo no me persuado que el Go­bierno hubiese contado jamás para mantener el ejército con el botín de Cúcuta, pues si se ha tomado ha sido por la celeridad de nuestros movimientos y por el valor de nuestros soldados en en­trar al asalto, por lo cual bien han merecido los pocos despojos que han pillado.

Este ejemplo de aparente desorden no es singular, sino tan ge­neral en el orden de la guerra, que las mismas tropas francesas, que son las más disciplinadas de la Europa, lo ejecutan en todas partes, porque es de derecho y sirve de estímulo a los soldados para obligarlos a semejantes atrevidas y peligrosas empresas.

El Coronel Castillo, que tanto ha desaprobado esta conducta, ofreció a sus tropas entregar La Grita al saqueo, siempre que fuese necesario tomarla por la fuerza, y yo jamás he pronunciado seme­jante palabra [12] a las mías, a pesar de haber debido hacerlo para animarlas, pues venían extremamente descontentas, desertándose [13] por centenares. En fin, diré para mi defensa, que soy tan opuesto a permitir crueldades o violencias, que no obstante ser la táctica del Magdalena incendiar los lugares que se tomaban, yo no he que­mado una paja, ni menos saqueado una casa y que los únicos pue­blos que existen en ambas riberas lo deben a mi clemencia. Mi expedición ha estado cerca de dos meses en la ciudad de Ocaña, y tan sólo un individuo hizo un robo de 10 pesos y fue castigado con dos carreras de baquetas, sin que de resto hubiese la más mí­nima queja contra ningún soldado.

Yo veo como una especie de fatalidad que sólo en Cúcuta ha habido quejas contra el modo de portarse las tropas de mi mando, y no puedo menos de atribuir esta desgracia más bien a la malicia de los acusadores que a la realidad de los desórdenes, que han sido exagerados por mala fe y no por un sentimiento de justicia, porque lo que se ha dicho de que los patriotas también han padecido es una impostura, como se verá cuando alguna autoridad venga a examinar la naturaleza de los hechos e investigue [14] la pura verdad.

Nada he deseado más que descargarme del cuidado de entender en los efectos apresados, [15] y he dicho al Gobierno de Pamplona nombre persona suficientemente autorizada a quien se puedan en­tregar los efectos que existen en el almacén del Estado. [16]

Tengo remitida la razón de las armas y pertrechos tomados al enemigo, y de las que yo traje de Cartagena, sin embargo que no creí exacta la primera, [17] y he mandado al oficial encargado del Parque forme un estado nuevo con toda exactitud para satisfacer a V.E.

Esto mismo habría practicado respecto de la fuerza total del Ejército que se pensaba dirigir a Venezuela, si [el] [18] Coronel Cas­tillo, que llevó a La Grita la mayor parte de él, no hubiese des­obedecido [19] la orden que le pasé para que me enviase la razón que [20] ha exigido V.E. Remito el adjunto estado. [21]

Es cuanto puedo decir a V.E. después de haber recibido el ci­tado oficio del 24 del pasado. [22]

Dios guarde a V.E. muchos años.

Cuartel General de Cúcuta, mayo 6 de 1813. — 3°. [23]

SIMÓN BOLÍVAR.

* De fotografía del original, que se conserva en el Archivo Restrepo, en Bogotá. La firma es autógrafa. El resto del documento es de letra del Secretario Pedro Briceño Méndez. En el Archivo del Libertador, correspondencia oficial folios 27-29 se conserva la versión del Copiador, que presenta bastantes diferencias respecto al original, entre ellas la de estar datado el 7 de mayo en vez del 6. Anotamos dichas diferencias. El destinatario era el procer Camilo Torres.

Notas

[1] En el Copiador falta esta palabra.

[2] En el Copiador se lee: "porque".

[3] Aquí termina en el Copiador este párrafo.

[4] En el Copiador dice: "en".

[5] En el Copiador: "perjuicio".

[6] Joaquín Ricaurte. Véase la nota 4 del doc. N° 172.

[7] En el Copiador seguía a esta palabra el artículo "el", que no figura en el original.

[8] Atanasio Girardot. Véase la nota 5 del doc. N° 140.

[9] Manuel del Castillo. Véase la nota principal del doc. N° 118.

[10] En el Copiador: "ni".

[11] En el Copiador dice: "... descubrirlos. En una confusión".

[12] En el Copiador: "semejantes palabras".

[13] Dice en el Copiador: "desertándoseme".

[14] [En el Copiador dice: "y averiguar".

[15] En el Copiador: "en este negociado".

[16] Este párrafo y los dos siguientes figuraban colocados en el Copiador entre los párrafos que comienzan "Inmediatamente hice reunir" y "En una palabra".

[17] En el Copiador se lee: "que no la creí exacta".

[18] Esta palabra falta en el original probablemente por un error del Secretario. Figura, en cambio, en el Copiador.

[19] En el Copiador se lee: "no se hubiese negado, desobedeciendo".

[20] En el Copiador este párrafo terminaba así: "exigía el Supremo Gobierno Federal".

[21] Véase el doc. N° 178.

[22] Este párrafo falta en el Copiador.

[23] En el Copiador el documento aparece fechado así: "Cuartel General de San José de Cúcuta, mayo 7 de 1813, 3°."

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