Al señor Presidente, Encargado del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión.
Excelentísimo señor:
Por diferentes sujetos que han llegado a Guasdualito y sus cercanías, estamos instruidos de las operaciones del enemigo y sus ocurrencias, las que verá V. E. por [1] las declaraciones que originales tengo el honor de dirigir. [2] Ellas nos confirman las anteriores noticias que nos habían llegado por muchas vías, y no nos dejan la menor duda sobre el crítico estado en que se ha hallado o se halla actualmente el tirano de Venezuela. Estrechado por todas partes y rodeado de enemigos domésticos, no podrá librarse de sus tiros, aunque use de la crueldad más feroz; como ha comenzado a hacerlo con las ciento y pico de víctimas que ha inmolado ya en Caracas; porque no sólo de aquella capital, sino aun de toda la República de Venezuela necesita exterminar hasta las mujeres, para que no conspiren contra sus opresores [3]: de manera que si su expulsión no ha sucedido todavía, como lo afirma el ciudadano N. Usechi, sujeto verídico y de la mayor honradez, debe tener efecto dentro de muy poco a consecuencia de las operaciones de Cumaná, que según las apariencias y aun noticias, han obtenido ventajas; y yo no dudo que estando a su cabeza el Coronel Ducaylá [4] y con él muchos franceses y patriotas, sean dueños ya de todas las Provincias de Cumaná y Barcelona; pues la primera es sin contradicción, después de Caracas, la más patriótica [5] de Venezuela, y sólo había en ellas ciento y pico de soldados del Gobierno español. Además, la derrota de Correa habrá producido una gran fermentación en el ánimo predispuesto de nuestros conciudadanos, y los habrá alentado a sacudir el yugo que tan ignominiosamente los oprimía [6]
Permítame V.E. que le presente estas observaciones y hechos, para que tomándolos en consideración se digne resolver lo que juzgue más conveniente respecto a la marcha de nuestras tropas a Venezuela, que en este momento lograría los más brillantes sucesos y libertaría, quizás sin un tiro de fusil, a aquella desdichada República, sin que se comprometiese la suerte del ejército y menos aún la de la Nueva Granada; antes bien el restablecimiento de aquélla contribuiría más que nada a la adquisición de la paz en ésta y a la gloria y preponderancia del Soberano Congreso de los Estados de la Unión. Según me escribe el segundo General Coronel Castillo [7], no ha recibido refuerzos Correa [8] de ninguna otra parte que de Maracaibo y hasta de éstos se duda, porque no hay noticias positivas, lo que es un milagro de fortuna, después de haberse dado al enemigo cerca de mes y medio de tiempo para reforzarse, y hallarse todavía nuestras tropas en Táriba [9] a cuatro jornadas de La Grita, y con apariencias de demorarse algunos días más; porque tal es el sistema que ha adoptado mi segundo, el cual puede ser que sea ventajoso, pero yo lo desapruebo.
Dios guarde a V.E. muchos años.
Cuartel General de Cúcuta, abril 6 de mil ochocientos trece, tercero de la Independencia.
[Simón Bolívar].
* Archivo del Libertador, correspondencia oficial, folios 7-8. Del copiador. Escrito por un amanuense de la Secretaría. En cuanto al destinatario, era el procer Camilo Torres. Véase la nota principal del doc. N° 116.