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DOCUMENTO 145. OFICIO DE BOLÍVAR FECHADO EN SAN JOSÉ DE CÚCUTA EL 31 DE MARZO DE 1813, DIRIGIDO AL PRESIDENTE ENCARGADO DEL PODER EJECUTIVO DE LA UNIÓN EN EL QUE SE REFIERE A SUS DIFERENCIAS CON EL CORONEL MANUEL DEL CASTILLO.*

Excmo. señor Presidente, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión.

Excmo. señor:

Tengo el honor de acusar a V. E. el recibo del oficio llegado ayer con fecha de 18 del corriente, en que me dice el señor Secretario de Estado: que oído el voto del Soberano [1] Congreso, conviene formalmente en que marche el ejército de mi mando a rescatar a la oprimida Venezuela, bajo las acertadas y previsivas condiciones que se me imponen. No hay ciertamente una línea, una palabra, que no esté concebida con la más profunda política; y no puedo menos que lisonjearme de los más prósperos sucesos en una empresa guiada por la antorcha de la sabiduría.

Inmediatamente después de recibido el mencionado oficio, lo comuniqué original al Coronel Castillo, segundo Jefe del ejército, invitándolo a que me participase las observaciones que hiciese sobre su contenido. Su contestación ha sido conforme a mis ideas, relativa­mente al mérito de esta orden; pero me añade los siguientes capítulos: "Sólo diré a V. para desengaño de esos señores, que el Consejo de Guerra no se tendrá un solo paso más allá del Táchira, y que en él no tendrán voz ni voto, otros que los que sean oficiales al servicio de la Nueva Granada en su Gobierno General, o alguno de los particulares, y que además tengan destino en el ejército por quien únicamente puede darlo. . ." "No extrañe V. estas explica­ciones de parte de quien sabe las tramas que se fraguan en las miserables delirantes cabezas de cuatro hombres que después de haber tenido una parte muy importante en la ruina política de Venezuela, tratan de imposibilitar su único remedio. Yo los he visto en lo interior del Reino aspirando a dar la ley; y ahora los veo queriendo establecer los desórdenes con que se arruinó su país. Estos hechos me han hecho tan suspicaz que estoy cercado de descon­fianzas, cuyo resultado quién sabe cuál será".

V. E. puede convencerse por el contexto de estas cláusulas de la naturaleza y del espíritu de los sentimientos que abriga el Coronel Castillo, y de sus pretensiones al mando en Jefe del ejército, usurpándome las facultades de designar el lugar donde debe celebrarse el Consejo de Guerra y las calificaciones de los sujetos que hayan de componerlo; no siendo esta la primera vez que me priva de las prerrogativas que me competen, hasta llegar el caso de negarme el título de Comandante en Jefe, dándome el de Comandante de la División de Cartagena; firmándose en el Cuartel General del Rosa­rio, sin que pueda haber otro en el ejército que el mío, como General en Jefe.

Yo no haría mención, señor Excmo., de ninguna de estas pueri­lidades, a pesar de que son de la más grande trascendencia en la milicia, si no viese que la usurpación de la autoridad que V. E. se ha dignado confiarme, continúa [2] con aumento en razón de mi sufrimiento y moderación; la cual ha sido y es tal que el mismo Castillo se verá obligado a confesarla.

Por todas estas razones y otras muchas de que no hago mérito, reitero a V.E. mi anterior súplica de permitirme pasar a esa capital a dar cuenta de mis operaciones y a tratar verbalmente con V. E. sobre los elementos de que se compone el ejército y los medios que se pueden emplear para la salvación de la Nueva Granada y Venezuela; pues yo puedo asegurar a V. E que es absolutamente indispensable mi separación del ejército, mientras exista en él el Coronel Castillo; porque según parece, éste ha resuelto hacer in­compatibles nuestros [3] servicios en unas mismas tropas.

Cuando yo tenga la honra de presentar a V.E. los documentos que comprueban la justicia de mis quejas, entonces se verá patente la necesidad de ocurrir a tiempo al mal de la división que se nota ya entre nosotros, y será trascendental al resto de nuestros compa­ñeros de armas, de lo que deben resultar las más grandes cala­midades.

Hasta este momento no ha partido el Coronel Castillo a atacar a Correa en La Grita; porque según dice él mismo, quiere hacer las cosas con orden, y este orden no es más que una morosidad la más perniciosa, cuyas consecuencias pueden ser funestas. Así, yo no res­pondo del suceso de la acción, después de haber dado al enemigo sobrado tiempo para reforzarse con todas las ventajas que estén a su alcance. Sin embargo, debemos contar con la victoria, si atende­mos [4] al número y entusiasmo de nuestros soldados y a la desmo­ralización de los enemigos, que quizás no tendrán [5] el valor de es­perar el ataque.

Dios guarde a V.E. muchos años.

Cuartel General de San José de Cúcuta, marzo 31 de 1813- — 3°.

Exmo Sr.

SIMÓN BOLÍVAR.

* Archivo del Libertador, correspondencia oficial, folios 106-107. Del original escrito de letra de Vicente Tejera, salvo la antefirma, firma y rúbrica, que son autó­grafas de Bolívar. En el libro Copiador conservado en el mismo Archivo, correspondencia oficial, folios 4v-6, consta el mismo documento manuscrito con algu­nas variantes que anotamos en la transcripción. Sobre el destinatario, véase la nota principal del doc. N° 140.

Notas

[1] En el Copiador se lee: "serenísimo Congreso".

[2] En el Copiador decía: "continúa cada día con aumento".

[3] En el Copiador la palabra "nuestros" está escrita sobre "mis".

[4] En el Copiador había escrito primeramente: "atacamos".

[5] La palabra "tendrán" está escrita sobre "tienen", tal como figura en el Copiador.

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