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DOCUMENTO 129. OFICIO DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR DIRIGIDO AL PODER EJE­CUTIVO DE LA UNIÓN DESDE CÚCUTA EL 28 DE FEBRERO DE 1813.*

Excmo. señor Poder Ejecutivo de la Unión. Excmo. señor: Después de haber llegado a mi Cuartel General de San Cayetano los pertrechos y retaguardia, y ciento y pico de hombres de las tropas de la Unión, al mando de los Capitanes Uzcátegui y Ra­mírez, pasamos ayer tarde el río Zulia, y al amanecer de este día nos pusimos en marcha hacia esta villa capital de Cúcuta y Cuar­tel General del enemigo. Aún no eran las nueve de la mañana cuando nos encontramos aposesionados de la altura que domina el Valle, desde donde em­pezamos a batir al enemigo que se había acampado fuera de la villa, a tiro de fusil de la cima del monte. Inmediatamente que nos presentamos, una partida de más de cien hombres quiso to­marnos la espalda por nuestra derecha; pero en vano, porque nues­tros movimientos lo hicieron desistir de su proyecto. Entonces varió su tentativa, y se apoderó de las alturas que estaban a nuestra izquierda, de donde fue desalojado violentamente y bien a su costa. Mientras tanto mi centro, al mando del Coronel José Félix Ribas, sostenía un fuego horrible contra el del enemigo que se defendía con una ciega obstinación, ganándole palmo a palmo el terreno, y obligándolo a tomar cada instante nuevas posiciones, que él sos­tenía con el grueso de sus tropas, y toda su artillería y caballería. Viendo que nuestros soldados se llenaban de tanto más ardor cuan­to era mayor el peligro, di orden al Coronel Ribas y al resto de las tropas, que tomasen al asalto la Villa y el Campo. Así lo eje­cutaron, a pesar del vivo fuego que por todas partes nos llovía, así de artillería como de fusilería, avanzando siempre paso a paso; y cansados ya de cuatro horas de combate entramos a la bayoneta, por habérsenos casi acabado las municiones de fusilería. El enemigo, sobrecogido en este momento de un terror pánico, se escapó precipitadamente, dejando en nuestro poder la plaza, artillería, pertrechos, fusiles, víveres y cuantos efectos pertenecían al Gobierno español y a sus cómplices. Hemos alcanzado la más completa victoria, apoderándonos de sus fuertes posiciones y de estos floridos valles que ellos oprimían; matándoles e hiriéndoles una multitud de soldados y oficiales, in­clusive el mismo Comandante Correa, que lo han recogido del campo de batalla gravemente herido en la cabeza; siendo por nuestra parte la pérdida tan desproporcionada, que sólo tenemos que deplorar dos hombres muertos y catorce heridos, entre ellos el valeroso Teniente de las tropas de la Unión ciudadano Concha. [1]

Todos nuestros soldados y oficiales se han cubierto de gloria; pero muy particularmente el Coronel Ribas que mandaba todas las tropas de vanguardia, y a quien la Patria debe en este día una gran parte de su triunfo; como igualmente se señalaron el Ma­yor Narváez; el Capitán Vigil, Comandante de la retaguardia; el Capitán Lino Ramírez, Comandante de las tropas de Pamplona; el Comandante de la vanguardia, el bizarro ciudadano Pedro Gui-llín; el Ayudante Ribón; y por no hacer una larga enumeración, diré en una palabra que todos, hasta los últimos soldados, han lle­nado honrosamente su deber. Jamás el enemigo logró hacernos retrogradar un solo paso, no obstante sus ventajas en artillería, caballería, y posiciones dentro de la Villa, que ciertamente habría sido inexpugnable para todas otras tropas que las combinadas de la Unión y Cartagena.

Los enemigos se han retirado por diferentes puntos con ánimo, según dicen, de incorporarse con tropas de Venezuela que Monteverde [2] manda a su auxilio. Los he hecho perseguir, seguro de que si logramos alcanzarlos, les quitaremos una pieza de artillería que solamente llevan. Yo habría continuado mi marcha en su perse­cución, si llevase una sola ruta y no dejase por la espalda los des­tacamentos del Infierno y de la Laja, que deberán ser cortados por nuestras tropas al mando del Comandante Ramírez, que ha mar­chado a atacarlos.

Ya tiene V.E. terminada la campaña de Cúcuta, en solos seis días que han pasado desde nuestra entrada en el territorio ene­migo, y doce desde mi salida de Ocaña, libertando una bella por­ción de la Nueva Granada de los tiranos que la asolaban. Ahora sólo nos resta por vencer a los opresores de Venezuela, que yo espero serán bien presto exterminados, como lo han sido los de Santa Marta y Pamplona, que en el corto período de algunos días se han visto arrancar el cetro de hierro con que abrumaban estos Estados.

Cuartel General de Cúcuta libertada, a las tres de la tarde del 28 de febrero de 1813. - - Tercero.

SIMÓN BOLÍVAR.

* Archivo del Libertador, correspondencia oficial, folios 89-90. Del original, escrito de puño y letra de Vicente Tejera. La firma y rúbrica son autógrafas de Bolívar. A la cabeza del Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, establecido en Tunja, se hallaba, como se ha dicho antes, el procer payanes Camilo Torres. Sobre la Villa de Cúcuta, véase la nota N° 6 del doc. 128.

Notas

[1] Se trata del procer José Concha (Rosario de Cúcuta, 1785-San José de Cúcuta, 1830), quien se distinguió por sus servicios militares en la independencia.

[2] El Jefe realista de Venezuela. Domingo de Monteverde. Véase !a nota 12 del doc. N° 97.

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