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DOCUMENTO 9012 OFICIO DE JOSÉ GABRIEL PÉREZ AL GENERAL NECOCHEA, FECHADO EN PATIVILCA EL 27 DE FEBRERO DE 1824, PARTICIPÁNDOLE, DE ORDEN DEL LIBERTADOR, QUE SI NO OBRA CON LA MAYOR RIGUROSIDAD DE MUY POCO SERVIRÁN LAS INSTRUCCIONES QUE SE LE HAN DADO. HAGA ENTENDER QUE CUMPLE ORDENES DEL LIBERTADOR*

Pativilca, 27 de febrero de 1824.

Al Señor General Necochea.

En este instante acabo de recibir cuatro apreciables notas de V.S. de 24 del presente, las cuales he sometido al conocimiento de S.E. el Libertador.

El celo y la actividad de V.S. tan recomendable, y el interés con que V.S. sirve la causa patriótica y desempeña el encargo difícil que S.E. le ha confiado, serán inútiles e infructuosos si V.S. no cumple exactamente las instrucciones que S.E. le ha comunicado. Si V.S. no saca de esa Ciudad de grado o por fuerza, con qué pagar generosamente la Escuadra del mando del Señor Almirante Guise, que debe estar desesperado por que hace muucho tiempo que no recibe un maravedí, y no puede contentarse con frivolas y mezquinas cantidades tan insignificantes que para nada le sirven, nada se ha hecho. Si V.S. no saca de ese vecindario, de grado o por fuerza, con qué pagar las tropas que están en Lima, que hace mucho tiempo que nada reciben, y que son tan dignas de ser consideradas porque han permanecido fieles y leales, nada se ha hecho, Si V.S. no saca de ese vecindario, por grado o por fuerza, con qué pagar los brines y paños que hay en esa ciudad que son de una absoluta, absoluta, absoluta necesidad en este Ejército, nada se ha hecho. Si V.S. no saca de ese vecindario, de grado o por fuerza, con qué comprar los demás elementos que se le han pedido, nada se ha hecho.

S.E. está asombrado de que en una ciudad como esa, donde hay tantos godos y egoístas ricos, no se les haya impuesto una contribución directa, forzosa y muy fuerte, exigiéndosela perentoria y terminantemente dentro de un número determinado de horas, y apremiándolos, arrestándolos y mandándolos presos a este Cuartel General, con toda seguridad, a los que no la paguen; S.E. pues ordena expresamente a V.S. que se imponga esta contribución forzosa, directa y fuerte a los egoístas, Godos y sospechosos, y si no la pagan en el término perentorio que se les señala, sean remitidos presos con toda seguridad a este Cuartel General. Una persona que conoce perfectamente a Lima ha dado a S.E. el Libertador la noticia que incluyo de lo que puede sacarse de esa Capital en alhajas y en dinero de contribuciones. V.S. debe hacer uso de esta noticia para sacar si no tanto, a lo menos cuanto. Además repite la orden perentoria de la contribución directa, forzosa y fuerte a los vecinos más acomodados de esa Capital, principalmente de los Godos, egoístas y sospechosos. El producto de esta contribución debe emplearse en pagar generosamente la Escuadra, para que no esté disgustada, y no la perdamos, porque entonces el Perú completaría su ruina; para pagar los cuerpos que guarnecen esa Capital que tanto lo merecen, y para pagar los brines y paños para vestuarios, principalmente al Señor Juan Mac. Lean que ha ofrecido a V.S. una nota de telas para vestuarios de diez o doce mil pesos, la cual tomará V.S. y pagará con lo que saque de esa ciudad; aunque directo no saque un peso para traer el Ejército del Norte.

Si V.S. no quiere cargar con la odiosidad de cumplir con estas órdenes haga V.S. entender a todo el mundo que lo hace de orden expresa de S.E. el Dictador. Y si, aún así V.S. encontrare inconvenientes, entregue V.S. el mando de esa Capital, al Coronel Carlos María Ortega, para que ejecute esta y todas las demás órdenes que S.E. confió a V.S. entregándoselas todas para que éste al cabo de ellas.

Toda otra medida que no sea fuerte, enérgica, fuerte y pronta, es inútil. Todo otro cobro es lento y quizá inútil. El único medio expeditivo es pedir, señalar la cantidad, y exigirla por la fuerza. Bien pagada la Escuadra y la tropa todo puede hacerse y los Godos, los egoístas, y los sospechosos no se burlarán del Gobierno ni guardarán sus riquezas para presentarlas al enemigo para que sirvan contra nosotros. Los patriotas y los buenos ciudadanos alabarán la actividad y la energía del Gobierno: sólo los perversos lo maldecirán porque es contrario a sus deseos y a sus intereses.

S.E., Señor General, tiene la honra de saber que V.S. conoce cómo es que se hace la guerra, cuáles son los medios que deben emplearse: cuál la energía y actividad y cuál el único objeto de la guerra: la destrucción del enemigo, y la privación de cuantos recursos de todo género puedan servirle.

Si de Lima no puede sacarse una contribución de cien mil pesos ¿con qué cuenta V.S. para comprar los Castillos del Callao? ¿con qué cuenta V.S. para conservar fieles las tropas que guarnecen la Capital? ¿con qué cuenta V.S. para prodigar el dinero a la Escuadra del mando del Señor Almirante Guise, para que incendie la fragata Guayas, el Balcárcel, la Rosa y cuantos buques puedan servir al enemigo? Si nosotros ahorráramos un solo sacrificio por costoso que fuera para lograr la destrucción de estos buques, habríamos hecho una traición a toda la América, permitiendo a los enemigos que equiparan una marina en el Pacífico que les diera movilidad y destruyera nuestro comercio. No hay un sacrificio que deba ahorrarse, cuando hay a la vista peligros tan numerosos, males tan graves. Los rusos quemaron su antigua Capital y se salvaron de la agresión de un conquistador.

En este concepto, Señor General, S.E. el Dictador espera que V.S. bien persuadido de la necesidad de las medidas que se le previenen, obre conforme a ellas contribuyendo así a la salvación del Perú.

Dios guarde &.

[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]

* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary. Tº XXII, 1ª parte, Fº31 vto. al 32 y vto.

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