Pativilca, 20 de febrero de 1824.
Señor General Bartolomé Salom.
Mi querido general:
He recibido su carta del 22 de enero. No puedo manifestar a Vd. la inquietud que tengo con la duración de la facción de Pasto. Querría volar a exterminarla y a concluirla a todo trance. Son incalculables los males que nos hacen entorpeciendo las comunicaciones, destruyendo el país, teniendo embargadas tantas fuerzas tan necesarias aquí, y poniendo ese departamento en el extremo de miseria y de ruina. Haga Vd. milagros porque concluya esa facción. Me prometo mucho del refuerzo que Vd. habrá ya enviado a Bárrelo, pues, según dice Castillo, ya habían llegado a Quito los veteranos que debían incorporarse a los milicianos. No descanse Vd. hasta tranquilizar a Pasto.
La municipalidad de Quito me escribe sobre la contribución de 25.000 pesos asignada a ese departamento. Yo les digo sencillamente, qeu si es exorbitante y no la pueden pagar, me volveré a Colombia con el ejército, me situaré del otro lado del Juanambú: el enemigo ocupará su territorio y el ejército nuestro lo desolará en su tránsito. Continúe Vd. haciendo todo lo posible por percibir esta contribución, sin ella no puede vivir el ejército, es la salvación y nuestra única esperanza.
Todos los individuos que comprehende la carta de Vd., deben necesariamente ser expulsados, no sólo de Quito sino del territorio de la república, remitiéndolos con toda seguridad a Guayaquil, para que de allí lo sean inmediatamente a Panamá y de allí fuera de Colombia, encargando que no se detengan en ninguna parte. No se olvide Vd. de expulsar al Dr. San Miguel. Nada es peor en política que dejar de cumplir lo que se ha mandado. Esta debilidad causa el desprecio y hace inútiles las medidas posteriores.
Las fortalezas del Callao están aún en poder de los facciosos del Río de la Plata, que, como Vd. sabrá, han enarbolado el pabellón español. Se hacen esfuerzos por reducirlos pero no hay hasta hoy esperanzas de conseguirlo. Los españoles hasta el 16 del presente no se habían movido sobre Lima, a pesar de que desde el 5 fue la sublevación de los castillos. Se dice que en Arequipa se han insurreccionado las tropas de Valdés; que la columna de Rodil que estaba en lea, ha retrogradado con esta ocurrencia. Si esto es cierto, puede hacerse algo.
Repito la incesante actividad en enviar volando cuantos auxilios de todas clases vengan de Colombia. Cada minuto perdido es de una consecuencia incalculable; pero Vd. está allá y todo marchará rápidamente.
Adiós, mi querido general, soy su afmo. que lo ama de corazón.
BOLÍVAR
P.D. — Pérez lo saluda a Vd. cordialmente. Hoy 26 de febrero:
Las noticias de los batallones godos insurreccionados en Arequipa es falsa. El enemigo se mueve sobre la capital y sobre mis posiciones. Es bastante fuerte: la capital se perderá irremediablemente y estos godos tan fuertes me darán mil trabajos.
Por S.E.
PÉREZ.
* De un impreso moderno, "Cartas del Libertador". (Fundación V. Lecuna). Tº IV, págs. 94-96.
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