Pativilca, 20 de febrero de 1824.
A la Muy Ilustre Municipalidad de Quito.
Señores:
He tenido el honor de someter al conocimiento de S.E. el Libertador la exposición de USS. del 22 de enero último.
Si el Departamento de Quito está arruinado y sufre todas las calamidades consecuentes de una larga guerra, prolongada en ese territorio por la facción de Pasto, es un mal que hiere profundamente el corazón de S.E.; pero este mal, lejos de curarse con los remedios que USS. proponen de minorar la contribución asignada, no haría sino aumentarse, porque disminuidos los medios de subsistencia, se disminuirían las fuerzas que son las únicas que pretenden curarlo radical y prontamente. La sola razón enseña que en las crisis fuertes y terribles se emplean remedios de la misma clase, y si nosotros, lejos de hacer esfuerzos extraordinarios, aplicamos medidas débiles, el mal llegará a su término: se prolongarán los sacrificios sin ningún suceso y al fin lentamente se consumirá lo que aplicado al principio con prontitud es infaliblemente un bien.
Desde que se asignó al Departamento de Quito la contribución mensual de 25.000 pesos, jamás se ha cobrado ni la mitad de ella, según informa el Señor Jefe Superior del Sur. La medida pues, de reducirla a la mitad nada produciría.
S.E. el Libertador no sabe como es que pueda hacerse la guerra sin contribuciones, sin sacrificios de todo género. La alternativa inevitable es, o agotar los recursos, o ser presa del enemigo. El virtuoso y patriota pueblo de Quito ha sabido muy bien elegir entre estos extremos. Siempre se ha decidido por hacer la guerra, y por ser libre a todo trance.
La conducta del Gobierno del Perú, que no ha consultado sus verdaderos intereses: que no ha tenido energía para dictar medidas cuales las exigían las circunstancias; que ha tenido necias y débiles consideraciones, lo han puesto en el borde de un abismo; le ha hecho perder los Castillos del Callao y este terrible ejemplo debemos tenerlo siempre delante de nosotros. La Municipalidad de Quito conoce bien que estos sacrificios son indispensables. Sin ellos no puede hacerse la guerra, no puede haber libertad. S.E. me manda dar a VSS. esta contestación y decirles que VSS. están autorizados para suprimir o para continuar la contribución; pero que si la suprimen, a S.E. no le queda otro arbitrio que moverse con todo el Ejército hasta situarse del otro lado del Juanambú para no verlo perecer. En este caso VSS. calcularán muy bien cual será la suerte de este país, de Quito y de Guayaquil.
Dios guarde, &.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary. Tº XXII, 1ª parte, Fº 15 vto. al 16 vto.
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