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DOCUMENTO 926 RELACIÓN DE LOS SUCESOS POLÍTICO-MILITARES OCURRIDOS ENTRE LA BATALLA DE LA PUERTA Y LA LLE­GADA DE LOS GENERALES BOLÍVAR Y MARIÑO A CARTAGENA, DICTADA POR EL LIBERTADOR A SU SECRETARIO PEDRO BRI­CEÑO MÉNDEZ Y PUBLICADA EN "EL MENSAJERO" DE CARTAGENA EL 30 DE SEPTIEMBRE DE 1814.*

1814 Traducción de la Gaceta de Jamaica Courant de 5 de enero de 1815, trasladado del Mensajero de Cartagena número 34, septiembre 30 de 1814.

Llegada de los generales Bolívar y Mariño [1]] a Cartagena [2]]con una exposición de las causas que les obligaron a abandonar a Venezue­la y buscar un asilo en la Nueva Granada.

Después que el ejército de la República de Venezuela a las órde­nes de estos dos jefes sufrió en el sitio de la Puerta [3]] el 15 de junio último la casual derrota que hizo [4].]dueños de los fértiles valles de Aragua [5]] a los enemigos de la libertad, cortando la comunicación de la capital con las ciudades del interior, con el ejército de occi­dente, con la línea que sitiaba a Puerto Cabello [6]], y con la fortaleza de la Cabrera [7]], la suerte de la República pareció decidida. Las ciudades vecinas a Caracas, las solas que la ayudaban en la lucha, ca­yeron de repente en manos del enemigo, y Caracas, aislada y sin recursos, privada [8]]aún de los elementos indispensables para la vi­da, no podía por más tiempo sostenerse contra las invasiones que por todas partes la amenazaban. Sin embargo de esto, los jefes pen­saron defenderla a todo trance y para este fin levantaron y orga­nizaron las tropas que fue posible, pero las necesidades de todo gé­nero se aumentaban por momentos, el enemigo se acercaba, y la esperanza de recibir refuerzos era demasiado remota para perma­necer en una actitud puramente defensiva. El general Bolívar se vio, pues, forzado a ordenar una salida sobre una división enemiga que se había aproximado a Antímano [9]] satisfecho de que no podía ser todo el ejército de Boves [10] que se sabía estaba empeñado en el sitio de Valencia [11]] El 6 de julio, su pequeño ejército se puso en marcha, y [12] ]en la misma noche volvió a Caracas a consecuencia de haber sido batida toda la caballería y una división de infantería aquella tarde por [13]] un cuerpo enemigo que según informan los que se hallaron presentes, pasaba de dos mil hombres, mientras que to­das las tropas republicanas apenas alcanzaban a 600 fusileros y 400 caballos, de los cuales los primeros todos eran reclutas sin discipli­na, y los segundos, además de tener la misma falta, estaban muy mal montados; y lo que es peor, unos y otros en extremo desmoralizados, sin confianza y desalentados con las noticias exageradas que habían esparcido algunos que deseaban impedir la salida. Después de esta nueva pérdida habría sido imprudencia resolverse a perecer dentro de la plaza, cuando efectuando una retirada hacia las provin­cias de oriente podía reorganizarse el ejército y salir en campaña en estado de recuperar el territorio que se abandonase. Tales fueron las consideraciones que motivaron la resolución de evacuar la ca­pital y retirar las tropas que la guarnecían, el pueblo que quisiese emigrar y [14]]las propiedades del Estado hacia la provincia de Barcelona [15]] donde se esperaba que hubiese ya algunas fuerzas reunidas. El 7 del mismo mes se ejecutó esta medida; pero la inmensa emi­gración que siguió al ejército, y que fue preciso proteger, y la gran cantidad de bagajes, la falta de caballos para transportarlos, y la aspereza del camino que se emprendió, presentaron tanta dificultad en las marchas, que a pesar de los mayores esfuerzos no fue posible llegar a Barcelona [16]]en menos de 20 días. El general Mariño, Dic­tador del Oriente de Venezuela, había ya enviado a la ciudad deAragua [17]] sobre las fronteras de los llanos de Caracas las tropas que aquellas provincias podían contribuir para la guerra; pero éstas se habían levantado precipitadamente y [18]]]] no tenían instrucción; fue, pues, indispensable darles alguna disciplina antes de empezar las operaciones. En esto se trabajaba cuando se recibieron avisos de que el enemigo había ocupado al Chaparro, diez leguas distante de Aragua. El ejército de la República apenas se componía de 1.500 infantes y 700 caballos, mientras que el del enemigo, según las noticias que se tuvieron, pasaba de 3.000 de [19] ]las dos armas. El ejército republicano [20]]]] cubría la ciudad de Aragua, a cuyas inmedia­ciones corre el río del mismo nombre, bastante hondo en aquella estación para no poder vadearse [21]]. Confiado en esta ventaja el ge­neral Bolívar, aguardaba la llegada de algunos refuerzos que le ve­nían ya, y especialmente las municiones de guerra de que tenía gran­de escasez, cuando el 17 de agosto se le informó que [22]] su gran guardia que defendía el paso principal del río se había retirado, y que el enemigo pasaba apresuradamente. La desgracia de haber per­dido el camino el batallón de Cazadores que se envió a reocupar el puesto abandonado, permitió al enemigo atravesar el río libremente y en breve estuvo a tiro de fusil con las partidas de guerrillas que se habían apostado a la entrada de la ciudad. La acción empezó allí, y después de cuatro horas de un fuego el más vivo y asesino, las mu­niciones de los defensores de Aragua, que sólo alcanzaban a 60.000 cartuchos, se hallaron consumidas a tiempo que una gran parte del ejército enemigo (que se componía de 5.000 hombres según la re­lación circunstanciada de uno de sus soldados que se pasó durante la acción) no había entrado en acción. En estas circunstancias no [23]]].] podía pensarse sino en salvar algunas tropas del modo que fuese posible. Con este objeto, el general Bolívar [24]]] ]en persona hizo una salida a la cabeza de un escuadrón de caballería para abrir la co­municación [25]]que se decía interceptada con Barcelona, dando al mismo tiempo orden para que el resto de las tropas se retirase por aquella vía. Pero las tropas eran todas nuevas: habían sufrido una pérdida de más de 600 muertos, y estaban poseídas de tal terror a [26]]vista]] de un enemigo tan formidable, que no fueron capaces de ejecutar [27]]esto en el orden que se debía. Muchos comandantes de ba­tallones habían perecido en el combate y esto aumentaba la dificul­tad para la retirada, que se hizo en bastante desorden sobre Barce­lona y San Mateo [28]] Así, las esperanzas de sostener a Venezuela más tiempo quedaron burladas. El general Bolívar llegó a Barcelo-na y la encontró en insurrección; allí unió las tropas dispersas que habían tomado aquel camino, y marchó para Cumaná [29]]a retaguar­dia de las familias que emigraban. El terror se había esparcido [30] ]generalmente: nadie pensaba sino en salvarse. Las tropas que ha­bían sentido el peligro, eran las primeras en procurar escaparse; por esta razón de 700 fusileros que [31]]] salieron de Barcelona, ape­nas quedaron 200 reunidos. El general Mariño, que al saber los reveses del ejército en Aragua había tomado algunas medidas de seguridad, se halló abandonado de sus tropas y aun de los oficiales que mandaban las fortalezas de Cumaná, los cuales se habían em­barcado a bordo de la escuadrilla sin su conocimiento y aun antes de la entrada del general Bolívar, que no fue hasta el 25 en la no­che. La noticia inesperada de que el pérfido comandante de marina Joseph Bianchi [32]]] intentaba dar la vela aquella noche sin aguardar la determinación del gobierno; el haber éste puesto a bordo de la escuadra [33]]las armas, el tesoro, y las pocas municiones que tenía, obligó a los generales de Venezuela a embarcarse también con el fin de salvar aquellos efectos. Cuando llegaron a la Margarita [34]] y después a Carúpano [35] en el continente hallaron el país en la anar­quía causada por . [36]] la seducción de algunos jefes militares que pre­tendían elevarse a la suprema magistratura. Después de haber ten­tado todos los medios de conciliación que dictaba la prudencia, convencidos de la obstinación de los seductores, deseando evitar una nueva guerra intestina, que habría sido indispensable para sostener su dignidad si querían permanecer en aquel desgraciado país, adop­taron la prudente resolución de [37] separarse de Venezuela y venir a esta capital [38] para pasar a tomar el mando del ejército que a las órdenes del general Urdaneta [39] ocupa las provincias más occiden­tales de Venezuela y para cooperar a la completa libertad de la Nueva Granada.

[rubrica de pedro briceño méndez] [40]

* Del borrador que se conserva en el Archivo Nacional de Colombia, Bogotá. Reproducido del microfilme existente en la Fundación John Boulton, Sección Venezolana del Archivo de la Gran Colombia, Serie A, tomo CCCXXIII, N°. 1-4. Enteramente de letra del secretario del Libertador Pe­dro Briceño Méndez, inclusive las enmiendas. La Comisión Editora ha creído útil insertar a continuación la nota en la cual el profesor Manuel Pérez Vila analizó este texto al darlo a conocer en la “Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela”, Vol. XVIII, N° 58, Ca­racas, 19 de abril de 1959, pág. 107 y sgs. Dice así: "Reproducimos de seguida un testimonio de primer orden para el estu­dio de los sucesos acaecidos en Venezuela entre la derrota que Bolívar y Mariño sufrieron a manos de Boves en La Puerta —-15 de junio de 1814— y la proscripción de ambos generales patriotas por Ribas y Piar en Campano a comienzos del mes de septiembre siguiente. Este documento se publicó en el número 34 del “Mensajero de Cartagena”, de fecha 30 de septiembre de aquel año. Como es bien sabido, desde el día 19 estaban en esa ciudad Mariño y el Libertador. Anota al respecto el Dr. Lecuna, en su “Crónica ra­zonada de las guerras de Bolívar”, I, p. 352: "Incansables detractores de los proscritos propalaban especies absurdas sobre la pérdida de Venezuela, atri­buyéndola exclusivamente a errores y faltas de su gobierno. Para defenderse, Bolívar y Mariño publicaron en la Gaceta [sic: por Mensajero] de Carta­gena del 30 de septiembre, una reseña de los acontecimientos en justifica­ción de su conducta. No hemos podido obtener el texto en castellano. Sólo conocemos la versión francesa de Ducoudray-Holstein, deficiente en la expo­sición de algunos hechos secundarios, seguramente por errores de traduc­ción. Aparte de este defecto, la descripción clara y vigorosa de los sucesos revela a su autor. Naturalmente, los detractores no le dieron asenso". Como se ve, Lecuna, a pesar de que sólo lo conocía a través de una mediocre traducción, juzgaba que el documento era obra del Libertador. Y no se equi­vocaba, pues su opinión queda ahora plenamente corroborada por el texto de la aludida publicación que se reproduce, creemos, por vez primera. El estilo, los giros, el vocabulario, son netamente bolivarianos; y a mayor abun­damiento, el manuscrito es todo de letra de Pedro Briceño Méndez, y está rubricado por él; como se sabe, Briceño era entonces Secretario del Libertador, lo cual confirma el origen bolivariano del documento. Es cierto que se le menciona ahí en tercera persona: "el general Bolívar hizo...", "la en­trada del general Bolívar...", etc. Pero a nuestro juicio esto se debe, sea a la conveniencia de darle a la reseña un giro tan objetivo como fuese posi­ble, sea al laudable deseo de evitar ni aun una sombra de preeminencia en­tre los dos jefes que habían combatido hombro a hombro durante la última campaña, y que juntos sufrían por igual la amarga suerte del proscrito".

"Presenta sin embargo este documento una anomalía que confesamos no estar en condiciones de aclarar satisfactoriamente por ahora: habremos de limitarnos a emitir simples conjeturas. Al comienzo se lee: "Traducción de la “Gaceta de Jamaica Courant” de 5 de enero de 1815, trasladado del “Men­sajero de Cartagena”, número 34, septiembre 30 de 1814". Es decir, que el manuscrito se da, no como el original, o una copia, del texto castellano pu­blicado en el “Mensajero”, sino como una versión a nuestra lengua de una traducción inglesa tomada de este periódico de Cartagena y publicada en la “Gaceta de Jamaica”. Todas las proporciones guardadas, nos hallamos ante un caso similar al de la famosa "Carta de Jamaica". Ahora bien: si se lee con atención el documento que insertamos, se analiza su estilo y se observa que las palabras tachadas corresponden a correcciones estilísticas, pero no de traducción, se llegará sin duda al convencimiento de que ese texto no parece de ningún modo vertido del inglés al castellano, sino escrito directamente en nuestro idioma. ¿Cómo explicar la aparente contradicción? Tal vez tenga su origen en la situación muy delicada en que se halló Bolívar durante los últimos meses de 1814 y casi todo el año siguiente. Sea lo que fuere, repetimos, esta reseña es un magnífico testimonio que contribuye al esclarecimiento de sucesos, todavía no bien elucidados, de las campañas emancipadoras".

Notas

[1] [El General Santiago Mariño (Valle del Espíritu Santo, Margarita, 1788-La Victoria, 1854) quien se hallaba entonces en Cartagena junto al Libertador. Véase la nota principal del Doc. N° 253, en la Correspondencia Oficial, para una más amplia información sobre su persona.

[2] [La antigua Cartagena de Indias, uno de los principales puertos y de las mejores plazas fuertes del imperio español en América. Era entonces ca­pital de la Provincia Libre de igual nombre, una de las que formaban las Provincias Unidas de la Nueva Granada. Hoy capital del Departamento de Bolívar (Colombia).

[3] [.Véase, en el en la Correspondencia Oficial, el Doc. N°. 858.

[4] [Tachado: "señores"

[5] [Valles de Aragua. Situados al occidente de Caracas, entre dos rama­les de la Cordillera de la Costa, y en los alrededores del Lago de Valencia.

[6] [Puerto Cabello. Población y plaza fuerte del litoral central de Ve­nezuela, con una amplia rada. Véase la nota 5 del Doc. N°. 66, en la Correspondencia Personal.

[7] [La Cabrera. Véase la nota 4 del Doc. N°. 726, en la Correspondencia Oficial.

[8] [ Tachado: "hasta"

[9] [Antímano. Población situada en las inmediaciones de Caracas.

[10] [El caudillo realista José Tomás Boves (Oviedo, 1782- Úrica, 1814), de descollante y decisiva participación durante la guerra a muerte.

[11] [Valencia. La actual capital del Estado Carabobo. Véase la nota 7 del Doc. N°. 224, en la Correspondencia Oficial.

[12] [Tachado: "aquella".

[13] [Tachado: "una división

[14] [Tachado: "los caudales".

[15] [.Barcelona. La actual capital del Estado Anzoátegui. Véase la nota 3 del Doc. N°. 304, en el Vol. V de esta Colección.

[16] [Tachado: "antes".

[17] [.Se refiere a Aragua de Barcelona. Véase la nota 2 del Doc. N°. 342, en la Correspondencia Oficial.

[18] [Tachado: [["carecían"

[19] [Tachado: "ambas".

[20] [Tachado: "Estaba situada [[en"

[21] [.Se había puesto: "poderse vadear", y se corrigió luego como apa­rece.

[22] [Tachado: "la".

[23] [Tachado: "quedaba otra esperanza [[que"

[24] [Tachado: "hizo".[[

[25] [tachado: "con Barcelona".

[26] [Tachado: "la".[[

[27] [Tachado: "la orden".

[28] [San Mateo. La antigua misión de San Mateo de Prepuntar, hoy ca­pital de Distrito en el Estado Anzoátegui, a unos 20 Kms. en línea recta al nordeste de Aragua de Barcelona.

[29] [Cumaná. La actual capital del Estado Sucre. Véase la nota 12 del Doc. N° 221 en la Correspondencia Oficial.

[30] [Tachado: "tanto".

[31] [Tachado: [["marcharon

[32] [Véase la nota 1 del Doc. N°. 794, en la Correspondencia [[Oficial

[33] [Tachado: "las pocas"

[34] [Margarita. Isla situada frente a la costa del Oriente de Venezuela, la mayor de las que hoy constituyen el Estado Nueva Esparta.

[35] [.Carúpano. Población del actual Estado Sucre. Véase la nota princi­pal del Doc. N°. 922.

[36] Tachado: "algunos".

[37] Tachado: "abandonar".

[38] Es decir, la ciudad de Cartagena, donde se hallaban.

[39] El General Rafael Urdaneta (Maracaibo, 1788-París, 1845), quien se hallaba entonces en la Nueva Granada. Para mayor información biográ­fica, véase la nota principal del Doc. N°. 145, en la Correspondencia Personal.

[40] Pedro Briceño Méndez. Militar venezolano (Barinas, 1794-Curazao, 1835) que combatió desde muy joven en las campañas de la independen­cia. Era, en esta época, Secretario de Guerra junto al Libertador. Véase la nota principal del Doc. N°. 73, en la Correspondencia Personal.

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