Rosario, 2 de junio de 1820.
Al Comandante General de los Valles.
Están en mi poder y en conocimiento de S.E. los dos oficios de U., fechas de 30 del pasado y I9 del corriente. En contestación me manda S.E. le diga:
1º Que el señor General del Ejército del Norte es quien debe nombrar los jueces o confirmar los que se han pasado al Gobernador Político de la Provincia, estando reservada a él toda la jurisdicción y autoridad no contenciosa del distrito que comprende el Ejército.
2° Que siendo libre todo hombre para mudar de vecindario, siempre que lo juzgue conveniente, no puede forzarse a nadie, sino por delito, a que resida aquí o allá, mucho menos cuando la mutación de domicilio ha sido dentro de los términos señalados al Distrito del Ejército, porque esto prueba que no es por evadirse del servicio de él.
3º Que se repiten las órdenes libradas antes para que las guerrillas releven a los Dragones, donde quiera que estén destacados, y particularmente los que están en el Zulia; pero reservando U. los fusiles y municiones que se le han dado para la guarnición, con los cuales podrá armar las guerrillas u otros vecinos que hagan el servicio.
4º Que siendo el servicio del hospital, no sólo importante, sino preferente, los hombres y bestias empleados en él no pueden ser comprendidos en ninguna orden general que se libre, si no se especifican claramente.
Lo digo a U., para su inteligencia y cumplimiento. Dios, etc.
PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, págs. 208-209.
RSS 2.0