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DOCUMENTO 7591. CARTA DE BOLIVAR A SANTANDER, FECHADA EN QUITO EL 5 DE JULIO DE 1823, EN LA CUAL HACE CONSIDERACIONES SOBRE LAS DIFICULTADES QUE HA SUSCITADO LA SEDICIÓN DE LOS PASTUSOS, ASI COMO ACERCA DE LOS PROBLEMAS DEL PERÚ.*

Quito, 5 de julio de 1823.

Al Excmo. Señor General Santander, etc.

Mi querido General:

No tengo tiempo para hablar a usted de las cosas de Lima ni de los pastusos, porque no estoy para comentarios, sino para acometer. Mañana me voy a encontrar a los pastusos, que tienen tanto orgullo como la guardia imperial. Por la secretaría y por el estado mayor verá usted en globo todo lo que hay. No faltan contradicciones entre los datos y las relaciones. Todo está como en el caos. El Callao imagíneselo usted. Sucre loco, como él dice, y este Quito es otro Callao, y yo otro Sucre, porque aunque aquí no hay confusión hay un silencio de muerte, que me tiene medio aturdido. La verdad es, en compendio, que los godos en una y otra parte han dado un falso paso (se caen); nosotros tenemos actualmente peligro, pero también esperanzas. Esto es lo que se llama una catástrofe trágica, en que el desenlace lo decide el destino. Mucho está por nosotros, pero la fortuna favorece la audacia, y los enemigos la muestran por una y otra parte. Cada día se aumenta el interés dramático, cada día me vienen nuevos partes de apuros, pero sin ventaja del enemigo. Estoy como el sol, brotando rayos por todas partes. Mando a atacar a Intermedios, y pido 500 hombres para Colombia en caso de un revés. Estoy empleando hasta los muertos en defensa de este departamento; he mandado a Castillo que levante 2.500 hombres, que no es fácil, ni Castillo capaz de hacerlo, porque los elementos que tiene no son orgánicos. Yo pienso defender este país hasta con las uñas, para que los pastusos gasten sus municiones y las que nos puedan tomar por yerro de cuentas.

Lo que le digo a usted es que no tengo humor para cartas, ni para nada, porque usted está muy lejos, y no me puede mandar nada por ahora. Pero digo por última y milésima vez que si usted no me manda 3.000 colombianos viejos, para defender y reconquista al sur de Colombia, la guerra de América se va a prolongar infinito, aun contra la misma voluntad de los españoles, porque ha de saber usted que los pastusos y Canterac son los demonios más demonios que han salido de los infiernos. Los primeros no tienen paz con nadie y son peores que los españoles, y los españoles del Perú son peores que los pastusos. Esta guerra es como la escultura del diamante, que cuanto más golpe recibe más sólido y más brillante se pone, por una y otra parte. Verdaderamente como espectáculo teatral nada es más espléndido. Estoy por decir que jamás contendientes han aguzado mejor sus armas al fin como en esta vez. Cada uno muestra descender de más cerca del gran Pelayo [1]. Cada uno se obstina más y más contra el hado inexorable: los españoles verdaderamente es contra el hado que combaten, como nosotros contra los rivales del hado, lo que viene a ser lo mismo.

Quiera Dios, en fin, que estas letras lleguen a manos de usted porque ciertamente el portador tendrá infinitas dificultades que superar, y sólo un cúmulo de azares felices lo puede hacer llegar a Bogotá.

Deséeme usted buena suerte, y mande usted a su afectísimo que lo ama de corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. "Archivo Santander", tomo X, pág. 275.

Notas

[1] Pelayo. Noble visigodo, vencedor de los moros en Covadonga y proclamado rey de Asturias, en el 737.

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