Cuartel General de Turbaco. 27 de agosto de 1820.
Al señor comandante don Francisco Doña.
Vd. debe estar instruido de la situación en que se halla la España por consecuencia de las tiranías del Rey, y de la justa indignación del pueblo; la anarquía es el resultado necesario de un conflicto en que el gobierno es opresivo, y la nación es liberal. Todo español debe desear establecerse en un país libre, donde el imperio de la ley y de la justicia pueda reinar sin oposición. Colombia ofrece a Vd. este asilo venturoso, y yo a nombre de la república ofrezco, bajo mi palabra de honor, tres grados más de los que tiene en el servicio del Rey, y una propiedad de cien mil pesos en cualquiera parte del territorio de Colombia si Vd. adopta el servicio de mis armas y enarbola el estandarte de la república en esas fortalezas de su mando. Para el logro de esta empresa Vd. puede contar con todas las fuerzas de mi mando, combinando anticipadamente la operación; a este efecto me contestaría Vd. su resolución por la vía que Vd. crea más conveniente y segura.
Incluyo a Vd. la proclama que garantiza a los individuos del ejército español que no quieran ser más tiempo verdugos de sus hermanos, y además se le dará un grado a cada uno de los individuos que entren en las miras de Vd. y a la tropa se le pagará su pasaje para volver a España, o a donde guste siempre que no quiera quedarse en Colombia.
Siempre es grande, siempre es noble, siempre es justo conspirar contra la tiranía, contra la usurpación y contra una guerra desoladora e inicua. El hombre de honor no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos, y se respire el carácter sagrado de la humanidad: la nuestra es la madre de todos los hombres libres y justos, sin distinción de origen y condición.
Dios guarde a Vd. muchos años.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. Simón Bolívar, "Obras Completas", tomo I. págs. 492-493.
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