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DOCUMENTO 4241 CARTA DE BOLÍVAR PARA EL GENERAL FRANCISCO DE PAU­LA SANTANDER, FECHADA EN ROSARIO EL 7 DE MAYO DE 1820, EN LA CUAL ANTE LA AMENAZA DE LA TORRE POR LA GRITA, LE EXPONE LO DELICADO DE LA SITUACIÓN.*

Cuartel General del Rosario de Cúcuta, a 7 de mayo de 1820.

Al señor General Santander.

Mi querido General:

En este momento estamos con el cuidado de que se dice que Latorre ha llegado con sus tropas a La Grita, siendo muy pro­bable que haya recibido el batallón de Barinas de refuerzo. Si él ejecuta este movimiento nos va a producir grandes trastor­nos, porque tenemos que moverlo todo en sentidos opuestos, y después de que nos haya molestado bastante se volverá a retirar muy tranquilo, como lo ha hecho hasta ahora, a menos que tengamos la fortuna de cogerlo en una situación muy ven­tajosa para nosotros. Nuestra situación en estos valles es muy embarazosa: nuestra caballería debe estar a pie, porque las bestias se mueren después de costarnos un sentido su manten­ción. El dinero y el ganado que recibimos no alcanzan más que para mantener los hospitales, la maestranza y las tropas disponibles de la guardia. Por falta de víveres y dinero no podemos aumentar las fuerzas de esta frontera, y yo no quiero exponer nuestras buenas tropas sin una ventaja muy conocida sobre el enemigo. Si pudiésemos mantener aquí la columna de Briceño ya podríamos contar con más medios y mucha más seguridad por esta parte. Pero esto se hace cada día más impo­sible por la falta de ganados, que a fines de este mes va a ser casi absoluta, pues ya Rangel se ha venido con su gente trayendo unas trescientas reses de más de mil que metió en la montaña, y es lo que puede salir. En general el ganado nos sale tan caro introducido por cuenta del Estado, como com­prado en Cúcuta, porque en general se pierden las dos terceras partes, y se emplean muchos peones a razón de 16 pesos cada uno por viaje; añádase que el ganado que viene por cuenta del Estado es el más malo.

En fin, amigo, vuelvo a repetir, de junio en adelante esta división perece, si no tiene el competente sueldo y a tiempo, porque la situación de estos países es esta. Todo el mundo es enemigo, nadie quiere servir ni se presenta; todo es carísimo y no quieren recibir ni nuestra moneda. Los pesos de Colom­bia se suelen cambiar a seis reales, a pretexto de no haber. Sepa Ud. que la Guardia no ha sido pagada más que hasta el mes de marzo, de suerte que el socorro que se le da en el día pertenece a marzo, en tanto que otras tropas menos importantes y me­nos buenas que éstas, cuando les falta siquiera un mes, se que­jan mucho, y les parece que se les ha hecho una gran falta, como he oído muchas veces quejarse de las de Honda. Yo creo que debemos atender a esta guardia primero que a nadie, por­que si no, nos vamos a ver en un conflicto del demonio en este invierno. Si a la falta de víveres le añadimos también la del dinero, se acaban de disgustar más de lo que están. Casi todos los soldados cundinamarqueses se han ido a sus casas, y los venezolanos quieren irse a las suyas, de modo que nunca faltan deserciones. Conque yo espero que Ud. nos envíe el contin­gente mensual, sacándolo de donde pudiere. Si no, tengo que emprender operaciones con este ejército, para que no se di­suelva, pues no es lo mismo estar en guarnición que en país enemigo, y no pudiendo obrar Páez activamente, como no po­drá en el invierno, cualquiera operación es muy arriesgada.

Los indultos y órdenes del Congreso no se pueden llevar a efecto rigurosamente, porque aquellos señores están en paz y nosotros en guerra. A mí se me ha conferido facultades ili­mitadas y este es el caso de usar de ellas.

Usted habrá visto la Constitución que está muy alterada, y me parece muy mala en algunas partes.

Mande Ud. ejecutar el reglamento de la convocatoria de los miembros del Congreso, conforme he dicho anteriormente, dándole a cada provincia o fragmento de provincia sus cinco diputados.

Inste Ud. mucho por que vengan los tres mil esclavos para el ejército del Norte, y que se manden al Socorro a la columna de Briceño para, que allí se disciplinen; pues aquí no hay con qué mantenerlos, y en el Socorro se pueden disciplinar muy bien con los de Briceño.

Hace días que no hablamos de bagatelas. El manifiesto del señor Zea me parece muy elegante, aunque tiene algunas cosas pequeñas e impropias. Los versos de Salazar [1] me parecen admirables, son muy lindos y tienen mucha propiedad.

Las noticias de España no pueden ser mejores. Ellas han decidido nuestra suerte porque ya está decidido que no vengan más tropas a América, con lo cual se inclina la contienda enteramente a nuestro favor; pues no habiendo podido triunfar con refuerzos, sin ellos parece imposible que lo logren. Estoy haciendo esfuerzos para que las tropas de Latorre sepan esta noticia. Además, debemos esperar otros resultados aún más favorables. Convencida la España de no poder mandar refuerzos contra nosotros, se convencerá igualmente de no poder triunfar, y entonces tratará de hacer la paz con nosotros para no sufrir inútilmente. Todo esto me parece incontestable, sea cual sea el éxito de la revolución de España, que también es susceptible de grandes esperanzas porque no es probable que las tropas del Rey combatan con interés contra los que no quieren venir a América, que es la cuestión de hecho, porque tampoco ellas quieren venir.

Inste Ud. a Valdés a que obre con rapidez, y a que nos mande muchos esclavos para reemplazar el ejército del Norte.

La escuadra del Magdalena se reforzará cuando vengan los fusiles que trae Gómez. A Ocaña sólo mandaré 400 soldados que llevará el Coronel Lara, que va a tomar el mando de la expedición; no he querido desguarnecer mucho esta frontera por lo que pueda ocurrir. Los fusiles los traerá el General Urdaneta dentro de quince días con los mil hombres que fue a buscar a Apure. Quiera Dios que Latorre no nos trastorne todo con su marcha.

Yo estuve muy mal en San Cristóbal y con ese motivo me vine aquí. Todavía no se sabe lo que tuve; pero sé muy bien que he quedado un poco estropeado y con mucha propensión al sueño y al reposo, que para mí es una enfermedad muy grave.

Mande Ud. a su afectísimo amigo que lo ama de corazón.

BOLIVAR

* De un impreso moderno. De "Cartas a Santander", volumen II, págs. 143-146.

Notas

[1] Debe tratarse del procer neogranadino, doctor José María Salazar (1785-1828), quien a sus grandes cualidades de patriota ilus­tre, reunía la de ser un distinguido poeta.

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