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DOCUMENTO 2830 OFICIO DE BOLÍVAR PARA LUIS LÓPEZ MÉNDEZ, FECHADO EN ANGOSTURA EL 12 DE JUNIO DE 1818, EN EL CUAL LE ACUSA RECIBO DE COMUNICACIONES DEL 31 DE DICIEMBRE Y 19 DE ENERO.*

Cuartel General de Angostura, a 12 de junio de 1818. 8º

SIMÓN BOLÍVAR

Jefe Supremo de la República, Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, &., &., &.

Al Señor Luis López Méndez, Encargado de Negocios de la República de Venezuela en Londres.

He recibido las comunicaciones de V.S. de 31 de diciembre y 19 de enero últimos por el bergantín Hunter, con cuyos sobrecargos los señores Hamilton y Princeps, ha contratado el Gobierno todo el cargamento, quedando dichos señores muy satisfechos con los precios y plazos estipulados. Quisiera que el Hunter hubiera vuelto inmediatamente cargado con frutos del país; pero la dificultad de los transportes ha impedido verificarlo tan pronto como deseo. Los mismos sobrecargos convencidos de esta verdad, han consentido gustosos en esperar hasta fines del mes próximo. Los rumores insidiosos que los españoles propagan en nuestro daño en las Antillas, han detenido demasiado dicho buque en ellas, y de los otros cuatro despachados por V.S. ninguno ha llegado a nuestros puertos. Así es que faltándome en los momentos más preciosos y más decisivos, las armas y municiones que conducían, no tengo la satisfacción de anunciar a V.S. hoy desde Caracas, que ya no quedaba un solo español en nuestro territorio. Exclusivamente a esta falta deben su precaria existencia los pocos que han sobrevivido a sus jefes más distinguidos, a la flor de su oficialidad, aun al mismo Morillo, que se dice ha muerto de la peligrosa herida que recibió en la sangrienta batalla de Semen. Por desgracia el único buque arribado en tales circunstancias a este Puerto dejó en las Antillas el armamento que traía a su bordo, y ha sido necesario que el señor Princeps haya ido a ellas, con el objeto de traerlo.

Juzgue V.S. de la impaciencia, y de la inquietud con que aguardo estos elementos, sin los cuales no puedo emprender grandes operaciones, y por cuya falta no he reportado las ventajas que debía de tantos esfuerzos, y sacrificios, calculando además le llegaren al enemigo los refuerzos, que V.S. anuncia, en la expedición hispano-rusa. Yo hubiera trocado de buena voluntad todo el cargamento del bergantín Hunter por sólo las armas que dejó. Estas han sido siempre mi anhelo, y el principal objeto de mis comunicaciones con V.S. pero por desgracia son las que menos he conseguido. La falta de cualquiera otro auxilio puede repararse, o en todo caso sufrirse; pero sin muchos fusiles y pólvora, no puede pensarse en grandes adquisiciones. Fije pues V.S. toda su atención en este objeto, y si todavía no se han invertido las doscientas mil libras esterlinas del empréstito anunciado por el señor Walton [1] para la compra de cinco buques de línea, apresúrese V.S. a mandarnos un armamento completo, y todo género de pertrechos y municiones de guerra que nos son más útiles. La caballería puede armarse en el país sin necesitar otra cosa de fuera que el vestuario. Así es que el cargamento que ha traído el bergantín Sarah nos es del todo inútil. Nuestros llaneros, que son los que sirven en nuestra caballería, no necesitan ni se acomodan en las monturas extranjeras, sables que es la único de que pueden hacer uso, no han venido, como tampoco ninguna otra arma de las que necesita absolutamente nuestra infantería que debe proveerse de todo del extranjero.

Después de las armas, municiones, y vestuario, nos serían muy útiles algunos buenos oficiales, cabos y sargentos españoles de los muchos adictos a nuestra causa que residen en Inglaterra y Francia, prefiriendo la proscripción a la esclavitud. Estos son infinitamente más útiles que los extranjeros que ignoran el idioma, y necesitan de mucho tiempo para aprenderlo; en cuyo intervalo no pueden servir. No sucedería esto viniendo cuerpos completos y organizados, que entonces obrarían desde el mismo día de su llegada. De resto, oficiales sueltos de distinto idioma o pequeños cuadros, como los que han llegado hasta hoy, son más gravosos que útiles. Repito, pues a V.S. que en caso de venir extranjeros, sean en cuerpos que pasen siquiera de tres a cuatrocientos hombres con sus armas y equipamiento.

La venida del General Renovales [2] y de algunos oficiales españoles, produciría un grande efecto en la opinión pública en España. Póngase V.S. de acuerdo con dicho General dirigiéndole la adjunta; después de enterado de su contenido. Puede V.S. asegurarle que el Gobierno cumplirá religiosamente las promesas que V.S. y él hagan a los oficiales que tomen servicio en nuestro ejército, procurando que la mayor parte sean de la arma de infantería, y éstos subalternos. Nos serán también muy útiles algunos buenos artilleros, así oficiales como soldados. Asegúreles V.S. que el Gobierno no se limitará a las recompensas asignadas en la Ley del 10 de octubre, sobre el repartimiento de bienes nacionales, sino que en mejores circunstancias serán bien premiados conforme a sus servicios. Haga V.S. los mayores esfuerzos porque a la vez, y con la prontitud posible, venga un cuerpo considerable, porque nada se adelanta con pequeñas partidas. Mucho contribuirá para hacernos de oficiales españoles, y sacar recursos de la misma España, proclamar altamente el principio que debe ser la base de nuestra política. "Paz a la nación española, y guerra de exterminio a su gobierno actual". A este importante negocio deberían dedicarse algunos papeles, procurando por todos los medios introducirlos en la Península. Nada debe omitirse para separar los intereses de la nación española de los de su gobierno, y hacerla ver que sus verdaderas ventajas consisten en una íntima alianza con la América Independiente.

Si las doscientas mil libras esterlinas de que habla Mr. Walton, están ya invertidas en los buques, interésese V.S. en que éstos vengan bien tripulados con marineros ingleses, bien aprovisionados, y aun con algún dinero para los gastos indispensables al arribo a América, previniendo V.S. a cualquier buque dirigido a nuestros puertos, que se expone a ser detenido, y aun confiscado en las Antillas, los que traen tropas o efectos de guerra, para que desde Londres tomen sus precauciones, y no entren en los puertos, sino que manden el bote a tomar noticias, o a proveerse de lo que necesiten.

Háyase o no verificado el empréstito dicho con que contaba el señor Walton para los buques, negociará V.S. con toda diligencia, y haciendo los últimos esfuerzos, un crédito de un millón de pesos fuertes por lo menos con qué comprar y remitir inmediatamente las armas, municiones y demás elementos de guerra de que he hablado a V.S. V.S. estipulará el precio, plazos (que nunca serán de menos de uno o más años) y condiciones, con los comerciantes que quieran hacerlo, V.S. les hará ver que el Gobierno de Venezuela no sólo cumplirá exacta, y escrupulosamente cuantos contratos haga V.S. a su nombre, sino que Venezuela encierra recursos inmensos, y objetos preciosísimos de Comercio para satisfacer cuantos avances se le hagan para recobrar su libertad. Un millón de pesos empleados en los objetos que he dicho a V.S. nos pondrá infaliblemente en posesión de todo el territorio de la República, y en disposición de pagar los créditos que hayamos contraído. V.S. debe dar todas las seguridades que le exijan para este empréstito, y aun puede a nombre del Gobierno conceder un privilegio exclusivo sobre artículos comerciales de primera estimación por tiempo y cantidad determinada.

Bien sea de las doscientas mil libras de que ha hablado Mr. Walton, o bien sea del crédito que V.S. negocie, entregará V.S. al señor Walton trescientas libras esterlinas, y V.S. mismo tomará para satisfacer las cuatro mil libras que ha invertido en el equipamiento de oficiales y buques, y para sus gastos más urgentes.

Me es muy sensible que mis repetidas comunicaciones dirigidas a V.S. desde esta plaza, se hayan extraviado, o perdido. Para evitar esto en lo sucesivo serán dirigidas por conducto del señor Guillermo White de la Isla de Trinidad, por cuyo conducto irán muy seguras, y V.S. deberá dirigirme las suyas por el mismo.

Entregue V.S. personalmente los adjuntos pliegos al señor Diputado de Buenos Aires, expresándole los sentimientos de amistad, y fraternidad que unen al Gobierno y a los ciudadanos de esta República con la que él tiene el honor bien merecido de representar, y asegurándole de mi adhesión particular a su persona.

Dios guarde a V.S. muchos años,

BOLÍVAR.

Pedro Briceño Méndez Secretario de Estado y Relaciones Exteriores.

* De una copia en xerox cuyo original se encuentra en el Archivo Diplomático y Consular del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia. Legaciones en Europa, tomo 471, fol. 264 a 269. Escrito de letra de Briceño Méndez. La copia fue suministrada por el señor Ingeniero José M. de Mier. Sobre el destinatario puede verse la nota principal del doc. nº 59. Una parte de la presente comunicación se encuentra en el copiador nº 9 (Archivo del Libertador, vol. 25, fols. 17 a 18 vº) y termina con la expresión "más gravosos que útiles". En la parte superior izquierda del documento original se lee "Principal".

Notas

[1] William Walton. Véase la nota 25 del doc. nº 2428

[2] Se refiere al Teniente General Mariano Renovales, sobre quien puede verse la nota principal del doc. nº 2785

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