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DOCUMENTO 4822 CARTA DE BOLÍVAR PARA SANTANDER, FECHADA EN OCAÑA EL 17 DE AGOSTO DE 1820, EN LA CUAL SE REFIERE A VARIOS PARTICULARES, ENTRE ELLOS A LA CAMPAÑA DEL SUR, A LA FALTA DE DINERO QUE ALEGA SANTANDER, A LO CUAL BOLÍVAR CON TONO ZUMBÓN SUGIERE QUE ESTOS PAÍ­SES SE DEBEN ABANDONAR A SU SUERTE Y QUE YA NO SE HAGA SINO LO QUE SE PUEDA.*

Ocaña, 17 de agosto de 1820.

A S.E. el general F. de P. Santander. Mi querido general:

Contesto las cartas desde 30 de julio hasta 2 de agosto muy a la ligera, porque yo estoy de marcha.

Sobre armisticio diré que la negativa es absolutamente necesaria, pero que debemos obrar militarmente como si estuviéramos en armisticio, porque si perdemos una gran batalla, perdemos el fruto de la revolución de España, que es, en mi opinión, inestimable. Es­tas dos ideas desenvuélvalas Vd. en su mente y hallará la exactitud de ellas.

Los dos mil fusiles para Valdés puede Vd. empezar a mandárselos con los que tiene en Bogotá, aunque Vélez ya no trae más que mil quinientos, porque Páez pidió el resto y no había buques en qué traerlos. A este propósito diré que yo estoy desesperado con ese ejército del Sur; y así es preciso decirle que no se le mandará más que municiones y fusiles. No me desagrada, sin embargo, la prudencia de Valdés en las presentes circunstancias. Las órdenes que Vd. le ha dado son admirables, pero si la necesidad lo obliga, que obre a la desesperada. Nosotros no podemos mantener muchos ejércitos. Vd. está desesperado por la falta de dinero, con excesiva razón, yo añado a este dolor la necesidad, en que me pone esta ca­rencia de comprometer a Colombia en una batalla, o de poner en la agonía a Cundinamarca. Profundice Vd. mi conflicto y juzgue quién sufrirá más. Yo deseo que abandonemos toda idea accesoria por conservar indestructible la parte principal de Cundinamarca: así hagamos débilmente la guerra en el Sur y en el Magdalena; abandonemos estos países a su suerte. No hay con qué mantener­los, pues que se acabe el bloqueo de Cartagena, y que la provincia se defienda con sus habitantes; que Antioquia dé lo que pueda a estas tropas.

Santa Marta necesita de cubrirla de guarniciones de un extremo a otro. Así es indispensable emplear las tropas de Honda en ella.

No sé por qué Vd. se ha imaginado que yo quiero darle a Montilla victorias que no ha obtenido, suponiéndolo libertador del Mag­dalena. Mucho podría decir sobre esto; pero no quiero, por no entrar en el laberinto de las odiosas observaciones. Lo único que puedo asegurarle es que no lo he pensado nunca, aunque mi carta lo haya dicho, que lo dudo. Montilla está como el Almirante pidiendo mucho, y lo peor es que añade a cada paso su dimisión.

Las guerrillas interceptan la comunicación con Lara, nada sé de él aunque mucho he preguntado. Mucho temo que su cuerpo se disminuya muy considerablemente. Me alegro mucho que Vd. mande veinte mil pesos al Magdalena. Sobre cartuchos mandaré los que se puedan. No vino el manifiesto de Fernando.

Muy lejos le parece a Vd. Cúcuta. La observación es grave, porque si de Bogotá está lejos, de Quito y Caracas no está menos.

Vd. dice que en saliendo de su vicepresidencia con bien queda contento. Yo digo lo mismo, y añado que como no me batan los españoles he cumplido con mi encargo.

La crítica sobre Alcántara [1] es muy fina, y me gusta porque es sobre un hombre insoportable por sus chismes.

La carta de Gutiérrez es muy justa, procuraré evitar los males que prevé.

La esperanza de paz no la pierdo nunca, porque es infalible en la situación de España: o triunfa Fernando [2], o la nación; en ambos casos tienen enemigos internos y externos. Hay un solo caso contrario: que es la concordia de la nación, del Rey, de Francia e Inglaterra. Imposible es este acuerdo; por esto mismo yo no querría aventurar una gran batalla en semejantes circunstancias. No me gustó el cuento de los cien mil pesos. No sé por qué Antioquia no ha de hacer lo que las otras provincias.

Los diez y siete mil fusiles se comprarán a crédito y si no, no.

Me parece bien el reglamento provisional de comercio que Vd. propone. Las operaciones militares de Santa Marta las dirige Montilla. Pondré a Córdoba de comandante general de ella, mientras tanto mande Vd. aquí a Figueredo lo que guste.

Escribiré lo que haya sobre comercio, luego que llegue a Cartagena. Nada es mejor que la exactitud de las promesas del go­bierno, de que Vd. me habla. La mejor política es la honradez. Lo que Vd. dice sobre la Gaceta es muy acertado, y convengo que hay mucha delicadeza en la defensa de su circunspección, y también convengo que no me agrada infinitamente más la frialdad modesta, que la petulancia arrogante. Así no se apure Vd. sino en que se comuniquen al público en gran cantidad todas las noticias ocurren­tes. No he visto el panfleto de que Vd. me habla, ni lo quiero ver. Vd. es muy cosquilloso, por eso se apura tanto, y ahora me alegro de que así sea para que se tome le pena de contestar a ese caballero, ex coronel.

Sobre los batallones de la provincia de Cartagena yo haré todo.

Bastante tiempo ha tenido Vd. cuando me ha escrito hasta de Yepes y con esto he contestado y adiós.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. Simón Bolívar, "Obras Completas", tomo I, págs. 490-491.

Notas

[1] Alcántara, Francisco de Paula, procer venezolano que prestó gran­des servicios a la patria.

[2] Se refiere al rey de España, Fernando Séptimo.

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