San Cristóbal, mayo 1º de 1820.
Al señor don Guillermo White [1].
Mi querido amigo:
De los negocios de España estoy muy contento, porque nuestra causa se ha decidido en el tribunal de Quiroga. Nos mandaban 10.000 enemigos, y ellos, por una filantropía muy natural, no quisieron hacer la guerra a muerte, sino la guerra a vida; pues bien sabían que por allá podían salvarse y por acá, no. ¡Qué dicha, no venir y quedarse 10.000 hombres que eran enemigos y son ya los mejores amigos!!! ¡Golpe de fortuna loca! Aunque triunfe Fernando, ya no puede mandar otra expedición, sabiendo los expedicionarios cómo se han de quedar. Además, mucho debe haberse reprobado, aun por los serviles mismos, el empeño de mandar a América ejércitos forzados. La opinión de las tropas se habrá ilustrado infinito por la seducción de los liberales. La Francia misma, quiero decir los Borbones, habrán temblado por la revolución de España, y condenado la conducta de Fernando en esta parte, que tanto los compromete a ellos mismos. Diga otro tanto de la Inglaterra, que tiene razones más eficaces: ella teme la revolución de Europa y desea la revolución de América; una le da cuidados infinitos, y la otra le proporciona recursos inagotables.
La América del Norte, siguiendo su conducta aritmética de negocios, aprovechará la ocasión de hacerse de las Floridas, de nuestra amistad y de un gran dominio de comercio. Es una verdadera conspiración de la España, de la Europa y de la América contra Fernando. El la merecerá mas ya no es glorioso pertenecer a una liga tan formidable contra un imbécil tirano. Yo, que siempre he sido su enemigo, ya veo con desdén combatir contra un partido arruinado y expirante. Fue, sin duda, muy digna de alabanza nuestra resistencia cuando era singular; ahora puede tenerse como alevosa. ¡Tanto confío en nuestros medios y sucesos, en los buenos servicios que nos ha hecho siempre y nos hará nuestro mejor amigo White!
De quien soy de corazón.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. De Obras Completas de Bolívar, vol. I, págs. 428-429.
Fue amigo de toda confianza del Libertador, con quien mantuvo nutrida correspondencia.