Al señor General de División, Comandante en Jefe de la Guardia.
Mandará US. venir de Guasdualito dos mil quinientos fusiles, por lo menos, que son los indispensables para armar la columna del General Sucre y los reclutas de la Guardia. Además pregunte US. al señor General Páez, si tiene más de dos mil fusiles sobrantes, sin contar los que tengan en mano sus tropas, y el resto de fusiles vendrán todos a Cundinamarca, porque mi intención es que en Apure no queden más fusiles que los indispensables para armar los batallones Boyacá y Anzoátegui, que serán los únicos cuerpos que irán desarmados; pues como US. sabe, los tres primeros batallones de la Guardia deben ir perfectamente armados, equipados y municionados, como que van a marchar por país enemigo. Por lo mismo la división del General Sucre deberá marchar igualmente armada, municionada y equipada; y para reparar sus pérdidas, debemos dejar sus depósitos disciplinándose, con armas de reserva en todo el país que deje por la espalda.
Esta disposición la hará US. comunicar por medio del Estado Mayor General al señor General Páez, y mientras tanto US. podrá disponer de los cuatro mil fusiles que hay en Guasdualito.
Ordene US. al señor General Sucre que ordene su caballería cuanto le sea posible, incorporando a los cuerpos de la Guardia, cuantos Oficiales y hombres se puedan adquirir.
Antes he prevenido al señor General Páez, que inclusos los fusiles que tenga la tropa del ejército de su mando en mano, quedarán en Apure cuatro mil fusiles; mas ahora dispongo que sólo queden sobrantes dos mil, cuya orden le participará US.
Dios, etc.
San Cayetano, agosto 10 de 1820.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, pág. 371.
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