Araguaquen, marzo 13 de 1819. 99
Al Excmo. señor Vicepresidente.
En la noche del 10 tuve la satisfacción de llegar a este campo, donde encontré toda nuestra infantería. Los avisos que he recibido del señor General Páez desde Caicara hasta aquí y las relaciones verbales que me han hecho algunos oficiales de nuestra caballería que han venido del ejército, y algunos pasados y prisioneros, confirman las noticias que di a V.E. en mi última comunicación. Entre los pasados está un Capitán de nuestra infantería, que habiendo sido tomado prisionero por el enemigo en el Rincón de los Toros el año pasado tuvo la fortuna de ser perdonado. Este oficial me ha dado cuantos detalles he necesitado sobre las fuerzas y movimientos del enemigo, que continúa en retirada sobre Achaguas costeando la ribera izquierda del Apure. El objeto de este movimiento es, según afirman todos, repasar el Apure por el paso de Apurito y dirigirse a Nutrias, porque es la única dirección en que se encuentra ganado para la subsistencia. Todos los esfuerzos de Morillo se limitan ya a no perecer de hambre y a coger ganado para llevar en su retirada. Nuestra caballería ha salido en guerrillas a picar la retaguardia, y a molestarlo constantemente en todas direcciones, y a impedir sobre todo la recolección del ganado, que es la operación principal del enemigo, y la más difícil, porque unánimemente aseguran todos los prisioneros y pasados, que su caballería va a pie, absolutamente a pie.
Después de estas noticias, a la que debe V.E. añadir la seguridad de que la pérdida del enemigo, en la defensa hecha por el General Páez, excede de 1.000 hombres, disminución muy considerable, estoy decidido a marchar mañana con todas las fuerzas de infantería y artillería. Si tuviese la felicidad de alcanzar a Morillo todavía entre el Arauca y el Apure y recibo aún nuevas confirmaciones de su mal estado, tal vez me decidiré a presentarle la batalla y forzarlo a que la acepte: estoy íntimamente persuadido de que será batido y destruido completamente. Mi marcha será tan rápida cuanto sea posible y a pesar de la gran distancia a que estoy de él, no dudo que lo encontraré antes que pase de Nutrias.
En todos mis anteriores he recomendado a V.E. que instruya al señor General Urdaneta de todos mis movimientos. Es necesario que V.E. lo haga así, por todas las direcciones posibles y por duplicado o triplicado, copiándole los artículos de mis oficios que tengan relación con sus operaciones: pero siempre tendrá V.E. presente que deben dirigirse por conductos seguros, para no exponerlos a que se pierdan o caigan en manos del enemigo.
También recuerdo a V.E. la prevención de mi anterior sobre que vengan volando volando las comunicaciones que lleguen para mí del General Urdaneta. Especialmente repito esta prevención con respecto a la noticia de haber ya salido de Margarita la expedición y la fuerza que traiga. El oficial que conduzca semejante correspondencia debe ser de mucha confianza, para que no se retarde un momento ni la pierda por ningún caso.
Incluyo a V.E. una copia de la Representación dirigida por el Oidor Decano de Lima al Rey. Hágale V.E. corregir los errores que tiene por defecto del amanuense, y que se inserte inmediatamente en nuestra Gaceta.
Dios, etc.
BOLÍVAR.
* De un impreso moderno, O’Leary, "Memorias", tomo XVI, págs. 270- 271.
RSS 2.0