Lima, 20 de marzo de 1827.
AL SEÑOR GENERAL LAFAYETTE.
Señor general:
He tenido el honor de ver por primera vez los nobles caracteres de esa mano bienhechora del Nuevo Mundo. Este honor lo debo al señor coronel Mercier que me ha entregado vuestra estimable carta del 15 de octubre del año pasado. Por los papeles públicos he sabido con un gozo inexplicable que habéis tenido la bondad de honrarme con un tesoro procedente de Mont Vernon. El retrato de Washington, alguno de sus restos venerables y uno de los monumentos de su gloria deben presentárseme por vuestras manos en nombre de los hermanos del gran ciudadano, del hijo primogénito del Nuevo Mundo: no hay palabras con que explicar todo el valor que tiene en mi corazón este presente y sus consideraciones tan gloriosas para mi. La familia Washington ne honra más allá de mis esperanzas aun las más imaginarias, porque Washington presentado por Lafayette es la corona de todas las recompensas humanas. El fue el noble protector de las reformas sociales y vos el héroe ciudadano, el atleta de la libertad que, con una mano, sirvió a la América, y con la otra al antiguo continente. ¡Ah, qué mortal sería digno de los honores de que se dignan colmarme vos y Mont Vernon! Mi confusión es igual a la inmensidad del reconocimiento que os ofrezco junto con el respeto y la veneración que todo hombre debe al Néstor de la libertad.
Con la más grande consideración soy vuestro respetuoso admirador.
BOLÍVAR.