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DOCUMENTO 4799 CARTA DE BOLÍVAR PARA SANTANDER, FECHADA EN SAN CRISTÓBAL EL 8 DE AGOSTO DE 1820, REFIRIÉNDOSE A LA CELEBRACIÓN CON MOTIVO DEL DÍA DE BOYACA, A LA PRÓXI­MA VISITA DE LOS COMISIONADOS ESPAÑOLES, A ALGUNOS ASPECTOS DE LA CAMPAÑA Y A MOTIVOS PARTICULARES.*

San Cristóbal, 8 de agosto de 1820.

A S.E. el general F. de P. Santander. Mi querido general:

Ayer pasamos el día de Boyacá. Dígalo Vd. en la Gaceta con muchas frases elegantes, y si añade que fue una fiesta eminentemente militar no equivocará al público, y aunque rústica, no faltó ni gusto ni decoro. El capellán hizo una oración elegante, enérgica y digna del día aunque fue nuestro indigno, como suelen decir, capellán Duran. Y ayer mismo recibí partes de Cartagena que ahora incluyo. Torres nos da una idea clara de lo que piensa el gobierno español con respecto a nosotros. Así me he determinado a adelantar mis operaciones con mucho vigor, con la esperanza de volver a Boyacá. Mientras que se reúnen las tropas voy a dar una carrera como la de Aquiles, y a ver si con un vuelo me llevo a Cartagena, Santa Marta y Maracaibo en el mes de setiembre. ¿Qué tal? pues no es imposible; y luego traerme por Trujillo 2 ó 3-000 hombres de los de la costa, y a fines de octubre estoy en Apure reunido al grande ejército. Vd. verá por las instrucciones que doy a Urdaneta una gran parte de mis miras. Espero que Vd. las llenará en todas sus partes; como también espero que Páez y Soublette cumplirán con las órdenes que hoy les he dado. ¿Sabe Vd. que he pensado libertar a Colombia en este año?: tampoco es imposible.

Urdaneta y Briceño quedan plenamente autorizados con instrucciones muy detalladas, para tratar con los comisionados españoles si viniesen. Estas instrucciones están precisas y claras y tan diplo­máticas como si hubiesen sido dictadas en el campo de San Cris­tóbal, donde todo respira política lancera. No mando copia de estas instrucciones, porque, por algún accidente, no se vayan a perder, y se descubran algunas miras que no son de naturaleza de publicidad en este momento, pues Vd. sabe que el secreto ha dado más sucesos que la fortuna y la fuerza.

Las respuestas de Páez y de Montilla están muy buenas en general. Publíquelas como superabundancia de pruebas.

Muchas cosas tenía que hablar a Vd. sobre mil y mil de los asuntos del día y no lo hago porque, con las fiestas y los muchos papeles que he recibido y órdenes que he dado, tengo embargada la cabeza. Ahora mismo me están atormentando con un baile en mi casa.

Pienso que Sucre con la caballería de la Guardia y 2.000 fusileros por lo menos, cubra a Cundinamarca por Trujillo, donde se les reunirá Lara con una buena división, y yo con 7 u 8.000 hom­bres voy a buscar a Morillo para que hagamos la paz en Caracas, como Vd. se la hizo a Barreyro en Bogotá. Y después, ¡Dios nos asista!, adiós del Perú y Méjico; adiós de la Habana y Puerto Rico. Yo no le pido a Dios más que una victoria, porque las demás yo las tengo seguras.

Escríbame Vd. al Magdalena luego que Vd. reciba ésta y continúe escribiendo las cosas muy importantes, tanto aquí como al Magdalena; quiero decir que duplique Vd. sus comunicaciones por ambas vías, y añado que por ambas vías mande Vd. treinta mil pesos todos los meses, porque los recursos se están escaseando y las tropas aumentándose pero con la confianza de que éste es el último año de sacrificios. Hágalo Vd. así presente al pueblo cundinamarqués, e ínstele para que se apresure, porque si no anda al escape no alcanzan al altar de la Patria con sus ofrendas. Dígale que el momento de gloria va a pasar y que los de fortuna serán muchos; que cuenten con siglos y siglos de riqueza, de paz y de olvido; mien­tras que la gloria triunfará de todo y será siempre más preciosa que eternidades de delicias.

Adiós, mi querido general, mucho tengo que decir a Vd. y no sé qué decirle. Desde los muros de Cartagena volveré a escribir y después desde los pantanos de Apure.

Adiós.

BOLÍVAR

P. D.—9 de agosto, Rosario.—Esta carta se retardó hasta hoy que he venido aquí en marcha para Ocaña. Lo que más interesa es que nos venga el batallón de Bogotá, muy numeroso y completamente equipado. Debiendo venir aquí sin falta para fines del mes que viene; pero sin apurarlo para que no se canse todo.

Mande Vd. buscar los fusiles y los otros elementos que vienen con Vélez, por Casanare, para que se armen los batallones de milicias de Tunja, Socorro y Bogotá; debiéndose además formar un depósito en cada una de estas provincias de veteranos para reemplazos del ejército.

Supongo que Vd. habrá mandado, para cuando reciba esta carta, los ciento ochenta mil pesos que se le han pedido para este ejército, a razón de treinta mil mensuales hasta octubre, que todo él debe estar fuera de Cundinamarca, y Vd. fuera de este cuidado. He dicho a Urdaneta que lleve en numerarios los últimos treinta mil pesos en plata para comprar pan para el ejército, pues si no, se muere por falta de este renglón, por ser la mayor parte de él de Cundinamarca, que no pueden vivir sin pan, y no venga a suceder la misma desgracia que con el anterior; pues, con plata todo se hace, como lo he visto ahora.

* De un impreso moderno. Simón Bolívar, "Obras Completas", tomo I, págs. 488-489.

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