Sogamoso, 28 de marzo de 1820.
Al Excelentísimo señor Vicepresidente.
Excelentísimo señor: Estoy asombrado de lo que ha ocurrido en esta población: en menos de cuatro días hemos perdido de la División Valdés más de cincuenta hombres y más de ciento han ido al hospital de los cuales se aumenta diariamente el número de muertos. Tanto por los síntomas de los que mueren, como por el resultado de las diligencias que se han practicado y denuncios de algunos españoles y otros individuos del Ejército casi estoy convencido de que este vecindario puso en ejecución el inicuo proyecto de envenenar [la referida División] [1] nuestras tropas por medio de las chichas, y afortunadamente no las hemos perdido todas. Hasta ahora no se ha podido descubrir el origen, ni exactamente las personas que han tenido verdadera parte en esta iniquidad; pero esto mismo persuade que la complicidad es muy general. [El Alcalde de primera] [2]. El Alcalde de 1º elección está acusado y convencido de haber [emprendido la acción] [3] excitando a la deserción a algunos individuos del Ejército, ofreciéndoseles para ocultarlos y presentarlos a los españoles cuando volviesen, y otras mil infamias. El otro Alcalde está también preso por defección; y en suma, de las declaraciones y diligencias practicadas hasta ahora resulta que en todo este lugar no hay más casas adictas al Gobierno que la del ciudadano Joaquín Plazas, la del ciudadano Santiago Izquierdo, la de la ciudadana María del Rosario Díaz, y la de la ciudadana Eufemia Vela; y estoy resuelto a hacer pasar por las armas a todos los que resultaren delincuentes. Este acontecimiento me ha determinado a ordenar a los Gobernadores de las Provincias del Norte que procedan inmediatamente a asegurar todos los curas, y vecinos de sus respectivas Provincias notoriamente enemigos de la causa; los remitan a mi Cuartel General, embarguen sus bienes, apliquen a beneficio del Estado todo lo que sea útil, para su servicio y el del Ejército, y se deje el resto a las familias de los que sean casados, [pero] [4] para que esta disposición produzca su efecto general, la hago extensiva a todas las demás Provincias del Departamento, en las cuales la hará V.S. ejecutar.
Mi intención es remitir todas estas personas a Venezuela, en donde servirán como rehenes, con respecto a la posterior conducta de sus familias, a las que se les hará entender, que su padre, hermano o deudo perderá la vida, si el Gobierno de Cundinamarca recibe el menor perjuicio de ellas; y los mismos individuos que van presos serán advertidos de hacer de sus familias los encargos correspondientes en este particular, con lo que se consigue evitar que el mal sea mayor y asegurarnos del buen proceder de una multitud de personas desafectas.
Al Sargento Mayor Félix Soler voy a encargarlo de esta Comandancia; y es necesario que al Coronel J. Ignacio Mariño se le provea el curato de Guateque en propiedad.
Dios guarde, &., &.
BOLIVAR
* Del copiador de la Secretaría. Archivo del Libertador, tomo XVII, primera parte, folios 153-154. No se especifica cuál Vicepresidente, pero del texto del oficio se desprende que se trata del de Cundinamarca.
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