Al Ilustre Ayuntamiento del Socorro.
S.E. el Libertador ha visto con el más profundo dolor la representación que en 20 del corriente le dirigió esa Municipalidad, solicitando un remedio a los males que sufre la Provincia como consecuencia de nuestro estado de guerra. Nada es más conforme a los deseos de S.E., que ver establecida la paz y tranquilidad inalterablemente en todos los pueblos que tienen la dicha de pertenecer a Colombia. Es por procurarles este bien, y el más importante de todos, la independencia y libertad, que S.E. ha consagrado a la patria diez años de continuos sacrificios, y que exige la cooperación de los mismos pueblos a cuya gloria y felicidad aspira.
Si la Provincia del Socorro lamenta la leva que se ha hecho en ella de soldados destinados a defender la patria; si representa que no pueden sus habitantes sostener el pequeño número de tropas acantonadas en ella, ni cubrir las módicas contribuciones impuestas para los gastos de la guerra, S.E. cree que todas las demás Provincias tendrían más justos derechos a iguales solicitudes. No hay pueblo en Cundinamarca, ni en Venezuela, que no haya hecho esfuerzos ni sacrificios infinitamente más costosos e importantes, cuando apenas había alguno que tenga los recursos del Socorro.
S.E. está bien persuadido de que es imposible sostener nuestra actual actitud militar sin algunos sacrificios; pero también sabe que el único medio de aliviarnos, es conseguir el objeto a que nos dedicamos; que mientras más esfuerzos se hagan a la vez, más pronto se terminará la contienda: que de nada sirve haber arrojado al enemigo del país, si no se le persigue y expulsa del último punto donde se refugie: que mientras haya enemigos en Colombia, ningún colombiano tiene seguridad, ni puede esperar el goce de su propiedad, sino momentáneamente: que hacer esfuerzos débiles e ineficaces, es aumentar los sacrificios y ruina de la República, y últimamente, éste que es casi insignificante, para la vasta, rica y poblada Provincia del Socorro, la subsistencia de 2.000 hombres por tres o cuatro meses, que es lo más que puede permanecer dentro de ella la columna Briceño. En atención, pues, a todo, me manda S.E. contestar a US., que no siendo posible marchar por el momento sobre el enemigo, ni siendo justo que la Provincia de Pamplona, que ha mantenido el ejército desde el año pasado, y que mantiene actualmente 4.000 hombres, sufra también la carga impuesta al Socorro, deben USS. tomar el más vivo interés en que continúe esa Provincia prestando los recursos que necesiten las tropas destinadas a ella, mientras se abre la campaña.
El armisticio propuesto por el enemigo, ha sido la causa de que no hayan salido ya esas tropas; pero esto mismo es un motivo para que el pueblo las sostenga con más placer, viendo acercarse ya los momentos en que el reconocimiento de nuestra independencia y libertad, va a coronar los heroicos esfuerzos de Colombia.
Dios guarde, etc. Rosario, julio 29 de 1820.
PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, págs. 333-334.
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