Al señor General José A. Páez.
Detenida por una casualidad la comunicación que con fecha de 18 del corriente incluyo a US., he recibido a la vez los doce oficios de US., fechas de 14, 15, 18, 19, 21, 22 y 27 del próximo pasado, dirigidos a mí y a S.E. el Libertador. De todo queda instruido S.E., y me manda le conteste brevemente, para no detener más la salida de este correo. Voy a hacerlo con respecto a los oficios que necesitan una contestación.
1° Antes de saber las providencias tomadas por US. para conservar y aumentar el Regimiento de la Muerte, ya S.E. había dictado otras por mi conducto con el mismo fin. Se han comunicado órdenes directas a los señores Coroneles Paredes y Aramendi y se ha reprendido severamente al Gobernador de Casanare la protección y asilo que da a los desertores, previniéndole remita a sus cuerpos los que se le hayan presentado, y persiga celosamente los que estén ocultos. El señor Coronel Paredes debe además reclamarlos y con la respuesta que se le dé se procederá a otra cosa, si no tuviere efecto lo mandado.
2° Los peligros que anunció US. al señor General Soublette de ser invadida la Guayana han desaparecido ya, con la retirada de la escuadrilla enemiga que entró al Orinoco y con la retirada de Arana. Los que pudieran temerse sobre el Llano arriba, según la carta interceptada de Morales [1] habrán cesado con el armisticio que ha mandado guardar Morillo a sus divisiones. Conviene, sin embargo, que US. haga observar cualquier movimiento que se emprenda sobre aquella parte, y que avise volando a Guayana cualquiera noticia que adquiera sobre esto, para que se preparen con anticipación. Supongo que lo habrá hecho US. así esta vez.
3° Lo mismo se dice respecto a la amenaza contra las riberas del Apure. No obstante, US. debe tomar medidas para impedir o frustrar cualquiera tentativa, y reclamar de S.E. el Vicepresidente de Venezuela los buques de guerra que se necesiten, y que él sólo puede destinar con presencia de las circunstancias y de su mayor o menor necesidad en el Orinoco. Comuniqúese US. frecuentemente con él y avísele todo lo que ocurra.
4° S.E. ha sentido mucho la pérdida de caballos que hay, a pesar de la economía con que se distribuyen y cuidan. Es necesario que US. repita sus órdenes y redoble su vigilancia y cuidados para conservarlos, imponiendo penas a los que los disipen o los roben, y exigiendo que el que tome un número de ellos, esté obligado a dar cuenta de él y entregar los flacos cuando pida relevo. Entre otras medidas debe tomar US. la de que no se permita entrar en la montaña de San Camilo, sino los muy indispensables y que ningún arriero de ganado venga montado.
5° S.E. no ha sido informado nunca de lo que US. le dice en su oficio de 21 del pasado, y aun cuando lo hubiere sido no habría prestado crédito a su simple dicho. Puede US. reposar tranquilo en la confianza de que ninguna calumnia o invectiva contra US., alterará el concepto y estimación que US. merece de S.E.
6° Está S.E. satisfecho del establecimiento de los postas; pero no de la exactitud de éstos en la conducción de los pliegos. Es increíble que de Achaguas a este Cuartel General gasten más de treinta días comunicaciones importantes como las que se han recibido anoche. La prueba de que pueden venir más pronto es que a la vez han llegado todos los oficios de US. que contesto, con la sola diferencia de algunas horas. Libre US. órdenes muy estrictas para que no se detenga la correspondencia en ninguna parte, y para que los Comandantes velen sobre esto y sean también responsables de las demoras.
7° Para la inteligencia y satisfacción de US., incluyo el duplicado de un oficio que se recibió anoche del señor Coronel Montilla. Luego que US. lo vea lo dirigirá al Vicepresidente de Venezuela con la correspondencia adjunta.
Lo comunico todo a US., de orden de S.E.
PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ
Rosario, julio 20 de 1820.
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, págs. 318-320.
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