Angostura, a 16 de Febrero de 1819. 9°
Señor Secretario del Congreso.
En este instante me ha honrado el Congreso Soberano con una segunda diputación, presidida por el honorable señor General Urdaneta para anunciarme mi continuación en la Presidencia del Estado. Yo estoy confuso, me hallo oprimido con el cúmulo de sentimientos de respeto, consideración y gratitud que me inspira la benevolencia del Soberano Congreso: si no consultase más que mi obediencia, y los votos de mi corazón, volaría, como he sido invitado, a tomar posesión de la dignidad de Presidente de Venezuela; pero la convicción en que estoy de ser incapaz de llenar debidamente las obligaciones del primer Magistrado, me fuerza a representar sumisamente las justas causas que me impiden servir a la República en el Poder Ejecutivo.
Una dolorosa experiencia ha mostrado cuan incompatibles son las funciones de Magistrado, y de defensor de la República: muchos reveses hemos sufrido por estar reunidos el Poder militar y el civil: pues que un hombre solo no puede atender a la conservación de la paz, y al ejercicio de la guerra, y un hombre solo difícilmente reúne las virtudes y los talentos que requiere el tribunal y el campo. Además he reconocido en la práctica de los negocios públicos que mis fuerzas son insuficientes para soportar la formidable carga de un estado militante, y al mismo tiempo en la infancia. Los Representantes del pueblo deben saber que apenas serían bastantes todas las facultades de todos nuestros conciudadanos para componer un Gobierno reparador de tantas calamidades ¿Qué podrá, pues, reparar un soldado?
El Soberano Congreso ha nombrado un Vicepresidente para suplir mis ausencias de la capital. Yo debo estar siempre por mi estado, ausente de la residencia del Gobierno; por consiguiente este Vicepresidente, será siempre el primer Magistrado de la Nación; y siendo tan acertada y sabia la elección que ha recaído en el honorable Representante Zea, actual Presidente del Congreso, yo me atrevo a rogar a los Representantes del pueblo, se dignen admitir la respetuosa renuncia que hago de la Presidencia del Estado.
Mi amor por la patria y mi deseo por contribuir a la expulsión de los tiranos de Venezuela, me instan imperiosamente a lo que tengo el honor de comunicar a V.S.
Dios guarde a V.S. muchos años.
[BOLÍVAR]
De un impreso moderno, O’Leary, "Memorias’, tomo XVI, pág. 574.
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