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DOCUMENTO 5398-a y 5398-b. COMUNICACIÓN OFICIAL DE PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ, MINISTRO DE GUERRA Y MARINA, PARA EL ILUSTRISIMO SEÑOR OBISPO DE MERIDA DE MARACAIBO DON RAFAEL LASSO (DE LA VEGA), FECHADO EN TRUJILLO EL 7 DE MARZO DE 1821, POR EL CUAL LE PARTICIPA QUE EL LIBERTADOR OFRECE "PROTEGER Y SOSTENER A LA IGLESIA Y A SUS DIGNOS PRE­LADOS" Y NO SE MEZCLARA EN LOS ASUNTOS ECLESIÁSTICOS. LO INVITA A PASAR A CUCUTA PARA LA INSTALACIÓN DEL CONGRESO Y ACUERDE CON ESTE CUERPO "LOS LIMITES QUE DEBEN SEPARAR Y DISTINGUIR LAS DOS POTESTADES".*

Trujillo, marzo 7 de 1821.

Al Ilustrísimo Señor Obispo de Mérida de Maracaibo, Doctor Rafael Lasso [1].

S.E. el Libertador Presidente ha visto detenidamente la nota que se sirvió dirigirle V.S.I. con fecha 2 del presente, manifestándole sus deseos con respecto a los misioneros capuchinos de la Provincia de Maracaibo y sus temporalidades, y acerca de los Padres Franciscanos.

S.E., animado de los sentimientos de piedad religiosa de que se gloría, tiene por uno de sus primeros y más importantes deberes proteger y sostener a la Iglesia y a sus dignos Prelados. Nada es más satisfactorio para S.E. que ratificar estas disposiciones de parte del Gobierno de la República a un Pastor virtuoso que mostrándose digno sucesor de los [Pablos y Agustines] [2] Apóstoles, sólo se ocupa de conservar en su esplendor las sabias máximas del Evangelio, dejando ilesos y respetados los derechos del pueblo. Con­forme con estos principios, de los cuales no se apartará nunca S.E., [me manda diga a] [3] puede V.S.I. proceder libremente en el ejer­cicio de su Ministerio, seguro de que el Gobierno prestará a V.S.I. toda la ayuda y protección que dependa de él sin mezclarse jamás en los negocios que sean pura y exclusivamente [eclesiásticas] [4] de administración espiritual y eclesiástica. Si V.S.I. juzga, pues, conveniente conservar los misioneros capuchinos en las Doctrinas que les están encargadas, S.E. librará órdenes para que no se les moleste ni embarace en su ejercicio, siempre que ellos por su parte respe­ten el Gobierno, se abstengan de injerirse de modo alguno en los negocios del siglo, y enseñen con su ejemplo la obediencia y sumisión a las autoridades constituidas.

S.E. ha aplaudido y recomienda a V.S.I. acelere lo posible su marcha a Cúcuta, no sólo por el objeto necesario de la visita a aquella parte del Obispado, sino por el grande interés de la Religión y el Estado en que V.S.I. arregle y acuerde con el Congreso General los límites que deben separar y distinguir a las dos Potestades, en obsequio de la armonía que debe reinar entre ellas, mien­tras puede el Gobierno obtener de la Santa Sede los Concordatos que solicita. No debo concluir esta nota sin significar a V.S.I. cuan sensibles y dolorosos han sido para S.E. los primeros inconsultos pasos que se dieron en Maracaibo [S.E. los ha] [5] con V.S.I. S.E. los ha desaprobado, y aun habría pasado a otras medidas, si no hallase excusada semejante conducta por la dificultad de reprimir las pasiones exal­tadas en la efervescencia de una conmoción popular. S.E. se consuela, pues, con la esperanza de que V.S.I. atribuyéndola a este origen, la habrá despreciado y condenado al olvido.

Todo lo cual tengo el honor de decirlo a V.S.I. de orden de S.E. el Libertador Presidente, para su inteligencia y satisfacción.

Dios guarde a V.S.I. muchos años.

PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ

* Archivo del Libertador. O’L. Vol. XVIII, primera parte, Fº 108 vto. 109.

Nota: a esta versión le falta la adición que tiene después de la firma de Briceño Méndez. Ver documento siguiente.

DOCUMENTO 5398-b.

Cuartel General de Trujillo, a 7 de marzo de 1821, 11º.

REPÚBLICA DE COLOMBIA

Ministerio de Guerra y Marina

Ejército Libertador

Al Ilustrísimo Señor Obispo de Mérida de Maracaibo Don Rafael Lasso.

Ilustrísimo Señor.

S.E. el Libertador Presidente ha visto detenidamente la nota que se sirvió dirigirle V.S.I.ma. con fecha de 2 del presente, manifestándole sus deseos con respecto a los misioneros Capuchinos de la Provincia de Maracaibo, y sus temporalidades, y acerca de los Padres Franciscanos.

S.E., animado de los sentimientos de piedad religiosa de que se gloría, tiene por uno de sus primeros y más importantes deberes, proteger y sostener a la Iglesia y a sus dignos Prelados. Nada es más satisfactorio para S.E. que ratificar estas disposiciones de parte del Gobierno de la República a un Pastor virtuoso que, mostrándose digno sucesor de los Apóstoles, sólo se ocupa de conservar en su esplendor las sabias máximas del Evangelio dejando ilesos y res­petando los derechos del Pueblo. Conforme con estos principios, de los cuales no se apartará nunca S.E., puede V.S.a. Ilma, proce­der libremente en el ejercicio de su Santo Ministerio, seguro de que el Gobierno prestará a V.S. lima, toda la ayuda y protección que depende de él sin mezclarse jamás en los negocios que sean pura y exclusivamente de administración espiritual y eclesiástica. Si V.S. Ilma., pues, juzga conveniente conservar los misioneros Capuchinos en las doctrinas que les están encargadas, S.E. librará órdenes para que no se les moleste ni embarace en ejercicio, siem­pre que ellos por su parte respeten el Gobierno, se abstengan de inje­rirse de modo alguno en los negocios del siglo, y enseñen con su ejemplo la obediencia y sumisión a las autoridades constituidas.

S.E. ha aplaudido, y recomienda a V.S. Ilma., acelere lo posible su marcha a Cúcuta, no sólo por el objeto necesario de la visita a aquella parte del Obispado, sino por el grande interés de la Religión y el Estado en que V.S. Ilma, arregle y acuerde con el Con­greso general los límites que deben separar y distinguir a las dos Potestades en obsequio de la armonía que debe resplandecer entre ellas mientras puede el Gobierno obtener de la Santa Sede los Concordatos que solicita.

No debo concluir esta nota sin significar a V.S. Ilma, cuán sensibles y dolorosos han sido para S.E. los primeros inconsultos pasos que se dieron en Maracaibo con V.S. Ilma. S.E. los ha desaprobado, y aun habría pasado a otras medidas, si no hallase excusada seme­jante conducta por la dificultad de reprimir las pasiones exaltadas en la efervescencia de una conmoción popular. S.E. se consuela, pues, con la esperanza de que V.S. Ilma., atribuyéndola a este origen, le habrá despreciado y condenado al olvido.

Todo lo cual tengo el honor de decirlo a V.S. Ilma, de orden de S.E. el Libertador Presidente para su inteligencia y satisfacción.

Dios guarde a V.S. Ilma, muchos años.

El Ministro,

PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ

Se contestó insistiendo sobre lo de Capuchinos. Seguimos nuestro viaje y sabiendo en Pamplona la instalación del Congreso le felicitamos, habiendo cantado de medio Pontifical, el tedeum y heho exortación al pueblo.

* El original se conserva en el Archivo Arquidiocesano de Mérida (Edificio del Seminario). Venezuela. Facilitado por Luis Eduardo Cardona Meyer. Se ha podido examinar la reproducción en xerox. La nota subrayada está impresa en el documento.

Notas

[1] Lasso de la Vega, Rafael. Prelado panameño, nacido en Santiago de Veraguas en 1764. Estudió filosofía y ciencias eclesiásticas en Bogotá, y en 1792 recibió las sagradas órdenes. Durante muchos años, fue cura de la parroquia de Bogotá, de cuya catedral fue canónigo doctoral. Fue trasladado a la Catedral de Panamá, y en 1816 fue preconizado Obispo de Mérida de Maracaibo, en Venezuela. Apenas consagrado, emprendió la visita de su diócesis. Al principio de la guerra de la independencia Lasso de la Vega se mostró decidido partidario del Rey, hasta el punto de abandonar su sede en Mérida a raíz de la batalla de Boyacá. Pero era hombre ilustrado y de recto juicio, y cuando comprendió que la independencia era un hecho ineluctable, cambió de opinión y siguió dedicándose a su sagrado ministerio, tanto más cuanto que el Libertador consiguió inspirarle confianza en las rectas intenciones de los patriotas respecto a la religión. Fue nombrado representante al Congreso de Cúcuta, y a varios Congresos de la Gran Colombia, en los cuales sostuvo con energía y firmeza los derechos de la Iglesia. Nombrado Obispo de Quito en 1827, ocupó la sede en 1829, y falleció en dicha ciudad dos años más tarde. Escribió, entre otros: "Condncta del Obispo de Mérida después de la transformación de Maracaibo", "Tu prójimo", "Discurso contra el tolerantismo que se ha querido introducir en Colombia", "Mis sentimientos", etc. (Manuel Pérez Vila, "Bolívar y su Época". Vol. II, pág. 207).

[2] Testado [Pablos y Agustines.

[3] Testado [me manda diga a].

[4] Testado [eclesiásticas].

[5] Testado [S.E. los ha].

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