San Cristóbal, 8 de febrero de 1820.
A S.E. el General F. de P. Santander.
Mi querido General:
Ayer llegué aquí bueno y salvo. Ahora marcho para La Grita donde debe encontrar el ejército de regreso de Bailadores [1] He visto una carta de Urdaneta a Fortoul [2] en que le dice que no va a encontrar a Morillo por falta de órdenes. Si no es más que la orden la que le falta a Urdaneta, puede ser que yo se la dé para que ocupe a Mérida para aprovecharnos de los recursos de esta provincia y observar más de cerca el enemigo.
La división de Valdés debe llegar a Soatá por la Salina. Allí debe recibir cuantos auxilios necesite para pasar a Socorro, que es donde únicamente se pueden mantener tropas con alguna facilidad.
Debe dar Vd. órdenes para que se organicen y disciplinen tres o cuatro batallones puramente destinados a la defensa del Norte, pues con los cuerpos de Urdaneta y Valdés no se debe contar para este efecto. Estos cuerpos serán de operaciones fuera de la Nueva Granada. Yo pienso aumentar muy poco los batallones venezolanos, para que los reclutas tengan más seguridad de quedar en su país, sirviendo en cuerpos destinados para su defensa.
Pedirá Vd. a las provincias de Antioquia [3], Chocó y Popayán, 3.000 esclavos a las dos primeras, y 2.000 a la última, que sean solteros todos, si es posible. Se les ofrecerá la libertad desde el momento que salgan de su país, y dos años después de haber entrado a servir, se les dará su licencia absoluta para que gocen de su plena libertad. Envíe Vd. comisionados muy celosos y activos a buscar estos hombres al Sur, y si hubiere buena voluntad, que vengan cuantos quieran venir, bajo las mismas ofertas. Sobre este particular dará Vd. un decreto fundándolo en las razones de humanidad, política e interés militar, para la salvación de la República. Este decreto deberá imprimirse y publicarse en dichas provincias. Pienso dejar al General Urdaneta en el Norte, y mandar al Sur a Valdés, porque, todo bien calculado, así es mejor. Ya he dicho a Vd. desde Guasdualito: que mande al Sur el batallón de Albión, con todos los fusiles que haya y el escuadrón de Guías, tan aumentado como se pueda, con todas las municiones elaboradas que existan en ese parque; y ahora añado: que vaya también cuanta pólvora y plomo haya disponible, con baleros proporcionados a todos calibres; es más cómodo llevar la pólvora y el plomo que los cartuchos, porque se disminuye el volumen y aun el peso; que el Coronel Salom conduzca esta expedición y prepare allá cuanto sea necesario para obrar activamente y con grandes fuerzas contra Pasto y Quito; que el batallón de Albión se complete con el de Neiva [4], pues estos hombres, por allá, son como venezolanos por acá.
Escriba Vd. a Neiva para que preparen todo lo necesario para la expedición de Salom y otra que pienso hacer.
A Salom que tome el mando en jefe de Popayán, y que tome todas las medidas posibles a fin de asegurar muchas mulas y caballos, y lo más que sea necesario para ir a Quito; que se pongan los caballos en cuido y mantenidos a grano para que puedan resistir la campaña; que se disciplinen 1.000 hombres más de infantería para los fusiles que voy a enviar. Por muchas tropas que se disciplinen, nunca habrá la suficiente para reemplazar los desertores, los enfermos y los muertos. Esta regla debe servir para todas las provincias.
Su afmo.
BOLÍVAR
* De impreso moderno. De Obras Completas de Bolívar, volumen I, páginas 413-414. Esta carta aparece en la versión de "Cartas a Santander", volumen II, páginas 103-104, fechada el 7 de febrero, pero en texto más reducido.
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