Al Excmo. señor Vicepresidente de la República de Colombia.
Excmo, señor:
S.E. el Libertador Presidente me ha mandado que incluya a V.E. el adjunto pliego, para que impuesto de él V.E. le dé curso, presentándolo a la Comisión del Congreso.
Libertado Maracaibo, como inevitablemente sucederá en todo el curso del próximo mes, si no lo hubiere sido ya, es de absoluta necesidad la traslación y establecimiento del Gobierno General de la República en esta Villa. Nuestras relaciones exteriores, que fue lo que principalmente se tuvo presente para decretar la residencia en esa capital, se hacen por Maracaibo infinitamente más fáciles y breves, que por el Orinoco.
El Gobierno tiene aquí más seguridad y tranquilidad, así porque el país es más pacífico, como porque está cubierto por todos los ejércitos de la República que ocurrirían fácilmente a su defensa, aun cuando el enemigo llegase a penetrar el inmenso territorio que separa a estos Valles de las posiciones enemigas.
La Torre, que es el único cuerpo que tenemos inmediato, es insignificante por las fuerzas que manda, porque estamos ciertos de que su objeto es observarnos, y no batirnos, porque hay una seguridad de que lo destruiremos, u obligaremos a retirarse hasta reunirse con Morillo, luego que emprenda este ejército sus operaciones.
Aun cuando no hubiese todas estas seguridades, las ventajas solas que resultan a la República, obran poderosamente en esta resolución. Los celos que han existido entre los Departamentos excitados ahora por el decreto de 13 de enero, exigen imperiosamente un remedio pronto y eficaz.
Ninguno puede ser tan activo, como el que propone a la Comisión S.E.—Es de absoluta necesidad adoptarlo, y S.E. me encarga que lo recomiende a V.E. para que lo sostenga ante la Comisión y disponga su cumplimiento.
El aumento del territorio de la República que la victoria del señor General Valdés en Pitayó hace extender tal vez ya hasta la misma Quito, dobla la importancia y urgencia de esta medida.
¿Podrá desde Guayana administrarse un tan vasto y remoto Departamento? ¿Y será justo que sus habitantes vayan hasta Angostura, a buscar la justicia y a impetrar las gracias?
Medite V.E. sobre cada una de estas consideraciones, que no hago sino indicar, y hallará mil y mil razones que convencen la necesidad de la traslación.
Dios, etc.
Rosario, junio 27 de 1820.
PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias", tomo XVII, pág. 250.
RSS 2.0