Bogotá, enero 18 de 1821, 11º
Al Señor General José Antonio Páez.
He impuesto a S.E. el Libertador de lo que V.S. me dice en sus cuatro oficios de 23 de diciembre último relativamente a los Jefes y oficiales ingleses que hay en ese ejército sin destino activo, y contestando a mis comunicaciones de 9, 11, y 12 del mismo mes [1].
En cuenta de todo, S.E. me manda conteste a V.S.:
1º Que se repitan las órdenes libradas por el Estado Mayor General con respecto a los oficiales ingleses sueltos o sin colocación efectiva, es decir, que toda la Legión forme V.S. un solo batallón y coloque en él todos los oficiales necesarios; y que hecha esta reforma envíe V.S. por Casanare, a disposición de S.E. el Vicepresidente de Cundinamarca, todos los oficiales ingleses que queden sobrantes sean Jefes o subalternos, sin distinción. V.S. tomará especial cuidado de que los que quedan colocados en el batallón sean de los más celosos en la observancia de la disciplina y en el cumplimiento de su deber.
2º Que S.E. queda muy satisfecho de que hará V.S. aún más los esfuerzos posibles por proveer a La Guardia del ganado necesario para abrir la campaña; pero S.E. repite lo que en 15 de enero dije a V.S. relativamente a esto: S.E. prefiere que sufran escaseces de carne las tropas y que no pueda abrirse la campaña por falta de ganados más bien que hallarse sin caballos mansos, útiles al tiempo de emprender las operaciones. V.S., pues, calculará y tomará sus medidas para hacer los acopios de ganados que se pueda, en virtud de las órdenes anteriores, sin tocar para éste, ni para otro ningún trabajo los caballos mansos del ejército, que deben conservarse y cuidarse en el mejor estado con un celo y eficacia que toquen en extremo. Encarezco a V.S. lo que con este motivo le advertí a V.S. desde San Cristóbal [2] en 22 de diciembre.
3° Que S.E. siente y lamenta las necesidades y privaciones que sufre su ejército, tanto más cuanto no está al alcance de S.E. remediarlos de otro modo, que el de que se ha hablado a V.S. antes de ahora. Por el último estado de fuerza de ese ejército ha visto S.E. que cuatro mil vestidos e igual número de frazadas, que se mandaron venir de Angostura para él, exceden a su fuerza.
S.E. no puede por el momento librarle ningún otro socorro cuando ningún otro cuerpo ha recibido uno igual. S.E. desea que V.S. me avise cuando lleguen los objetos de vestuario de que he hablado y que reclame V.S. de S.E. el Vicepresidente de Venezuela los que falten para el completo. Las frazadas deben ser seis mil, de las cuales enviará V.S. a La Guardia las dos mil pedidas. Las órdenes comunicadas a V.S sobre esto y sobre la distribución del vestuario por el Estado Mayor General, quedan vigentes.
4º Que S.E. aplaude y da a V.S. las gracias por el celo con que ha procurado V.S. impedir los abusos que pudiera haber con motivo del armisticio en la venta del ganado y extracción para el país enemigo. S.E. no tiene que añadir a lo que dije a V.E. en 23 de diciembre [3], desde San Cristóbal, relativamente a esto, [que haya el mayor celo en impedir] [4] Si se ejecutan las prevenciones que entonces se hicieron a V.S. no tendrá el enemigo un motivo de queja por la falta de comercio que atribuirían a mala fe, y los particulares, el Estado y el ejército ganarían infinito. S.E. descansa en esta parte en el celo de V.S.
Dios guarde a V.S. muchos años.
PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ
* Archivo del Libertador. O’L. Vol. XVIII —parte primera— f°. 20 y vto. y 21 vto.
RSS 2.0