Excmo. Señor:
Carlos Robira, natural de San Felipe el Fuerte [1], se postra a los pies de V.E. haciendo presente con el mayor acatamiento: que desde el mes de octubre del año de 14 que invadió el Ejército Español al Reino de Venezuela, me vi en la dura necesidad de abandonar mi amada familia e intereses para no ser víctima del despotismo. Me encaminé para el Departamento de Cundinamarca, y dirigiendo mi marcha para los Llanos de Casanare [2] a tiempo que el enemigo ocupaba la capital de Bogotá, quiso mi desgraciada suerte que enfermase en las montañas de Teguas. Allí permanecí oculto todo el tiempo que gobernaron los españoles, y habiendo consumido mi salud y los cortos intereses que llevaba consigo (sic), he quedado reducido a una espantosa miseria, como lo podrán informar a V.E. los oficiales venezolanos que residen en esta capital, entre ellos el Capitán Trimiño. Estas circunstancias me obligan a volver al seno de mi familia: pero no lo puedo verificar porque la triste suerte a que me veo reducido no me lo permite. Dígnese pues la piedad de V.E. por un efecto de su conocida generosidad, librarme un socorro capaz para mi transporte, en justicia por la que: a V.E. suplico se digne proveer como solicito y en lo necesario, etc.
CARLOS JOSÉ ROBIRA
Cuartel General de Bogotá, a 16 de enero de 1821.
No habiendo para los soldados, no hay lugar a lo que pide.
BOLÍVAR
* Acotaciones Bolivarianas. Decretos Marginales del Libertador, pp. 109-110. Fundación John Boulton. Edición conmemorativa del Sesquicentenario de la Independencia. Caracas, 1960.
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