Caracas, 16 Enero de 1827.
(Exmo. señor F. de P. santander, vicepresidente de la república, etc., etc., etc.)
Exmo. Señor:
En respuesta al despacho de V. E. de 18 de diciembre del mes pasado, tengo la honra de decir que, aunque he recorrido una gran parte del territorio de Colombia, no he recibido queja alguna por escrito contra V. E. o por lo menos no hago recuerdo de ella. Pero sí he observado con dolor que la mayoría del pueblo colombiano sufre y se lamenta de males que se atribuyen a muchas causas, siendo, por consiguiente, el voto más general por una reforma pronta y saludable. Debo añadir que he oído con pena que las leyes de hacienda y los agentes de dicha administración están aborrecidos en todas partes. No omitiré otra de las quejas que más se repiten contra el gobierno de la república: la administración de justicia y las leyes nuevas de este ramo. El cuadro de la república es el espectáculo de una miseria general, porque no existen fondos públicos ni privados. La confianza, el amor a las leves, el respeto a los magistrados no existen. Así el descontento es universal. Ignoro quien sea la causa, mas los resultados son positivos y palpables. Yo no sé, ni he querido saber, porque así lo prometí en mi proclama, quienes son culpables de los trastornos que se experimentan. El congreso, V. E. y el pueblo lo dirán. A mí no me toca acusar el poder ejecutivo siendo el primer magistrado de la nación. Las cámaras y los quejosos, serán los actores en esta acusación que estoy muy lejos de intentar.
Véase el oficio del general Santander. O’Leary, XXIV, 578.
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