Maracaibo, 18 de Diciembre de 1826.
Señor General Mariano Montilla.
Mi Querido General:
Ayer he escrito a Vd. por un buque americano que salió para Cartagena, y ahora repito mi carta y mis deseos, y renuevo mis instancias con respecto a los auxilios que Vd. ha de mandar. Sin ellos todo se va a perder. Venezuela arde en guerra civil; los partidos se han llegado ya a las manos y no bastará tan sólo mi persona para acallarlos, para restablecer el orden y la tranquilidad. Es preciso que la fuerza sostenga mis consejos y que la prudencia acompañe a las armas. Vuelvo a decir a Vd. que nuestra patria primitiva arde en guerra civil. En Cumaná se han chocado y Páez ha hecho atacar a Puerto Cabello. ¿Y cuáles serán las consecuencias? ¿y qué podré yo hacer sin fuerzas ni recursos en medio de una facción que no oirá mis palabras ni atenderá mis razones? Por estos motivos he mandado reunir en Trujillo un ejército de 2.000 hombres. Mando hoy mismo un refuerzo de 800 hombres a Puerto Cabello, adonde llegaré dentro de ocho o diez días. Vuelvo a Vd. mis instancias para que venga a Puerto Cabello el batallón Callao, "La Ceres" y cuantos recursos de boca y guerra pueda Vd. remitir, no sólo en esta ocasión sino sucesivamente. Estos auxilios los recibiré yo en Puerto Cabello. Yo cuento para la defensa y subsistencia de aquella plaza únicamente con los recursos y los caudales que Vd. me remitirá. ¿Y me dejará Vd. perecer? No, mi querido general. Lo que más necesitamos es dinero, dinero. Mande Vd. cuanto pueda, aun cuando sea forzoso tomarlo prestado y, en este caso, debe Vd. librarlo a Bogotá bajo de mi garantía. Vestuarios necesitamos también. En fin, yo confío en que hará milagros, si preciso fuere, por salvar a Venezuela de los males de la guerra civil: aquélla es la patria primitiva, la de nuestros héroes, allí existen las reliquias de nuestros padres ¿y no nos esforzaremos en su favor? Espero que tres días después de recibidas estas órdenes estarán navegando los recursos que he pedido.
BOLIVAR.