Popayán, 6 de diciembre de 1829.
A S. E. el General Rafael Urdaneta.
Mi estimado general:
El correo que ha llegado hoy me ha traído correspondencia de Venezuela. Álamo y Guzmán me dicen que no conviene que el congreso haga lo que piensan en Bogotá.
Añaden otras cosas más que no sirven de nada bueno, pero que confirman su opinión. Lino dijo lo mismo. El Consulado de Francia fue más fuerte que el Imperio.
Pero ni uno ni otro nos servirán más que de prolongar el suplicio. Esta patria no tiene remedio: el hombre no quiere más que absoluto: ni en la república ni en nada hará sino impedir.
Divídase el país y salgamos de compromisos: ¡nunca seremos dichosos, nunca!
Remito la carta de Guzmán para que Vd. la lea y la rompa. Yo espero a Sucre para verlo y luego me voy para Cali; me esperan con deseo.
Yo no sé qué efecto habrá hecho mi anterior carta sobre mi resolución final. Pero sea el que fuere no desisto de mi renuncia.
El señor Castillo me ha escrito con mucha moderación y gracia, espero, pues, que ya habrán cesado los disgustos. Vd. debe ser justo ya que ofendió; esto no daña y es grande y bello; lo demás prueba poquedad de ánimo. Yo lo haría así, ya que no lo hubiera ejecutado antes: todo lo demás no es digno de Vd.; además, ¡la patria!
El Sur va bien y el Perú mejor con respecto a mí. Todos me alaban porque no pedí mucho. Esto es necesario para obtener justicia; digo más, debemos ser víctimas para que no seamos tiranos: ¡seámoslo, pues!
Estoy bastante molesto con otra ocurrencia doméstica de Venezuela.
Me dicen que mis propiedades no son legítimas y que no hay ley para un hombre como yo. Esto quiere decir que soy un canalla. Se me despoja de la herencia de mis abuelos y se me deshonra.
Diga Vd. si tengo motivos para desear salir de esta infame vida política. Ya esto es demasiado, no quiero más estar empleado ni aún vivir en Colombia.
Adiós, mi pobre y buen amigo, soy de Vd. con todo mi corazón.
BOLÍVAR.
P. D: El tiempo es tan malo, que Vd. no lo puede imaginar: no cesan las aguas y los caminos y las bestias están horribles. Se me olvidaba decir a Vd. que tenga la bondad de cobrar de Tanco mil pesos a cuenta de mis sueldos, para que Manuelita se alivie de miseria. Remito la órden.
De letra del Libertador. Se reproduce en facsímile.