Popayán, 30 de noviembre de 1829.
Al Señor José Fernández Madrid:
Mi estimado y digno amigo:
Sabrá Vd. que hemos concluido una paz que no ha dejado que desear a nuestros enemigos.
¿Será esto bastante para que no nos calumnien más? Sobró moderación para que no nos pidieran más, y nos dejen los miserables charlatanes.
El Sur queda muy bien con sus vecinos y, por lo que hace la opinión pública, todos quieren un gobierno inglés o semejante.
Los escritos de García del Rio han hecho fortuna. La última Meditación es aplaudida de los mismos demagogos. El congreso se compone de los aristócratas o los mejores, como dicen, de Colombia. Hará, pues, lo que más convenga: así lo esperamos todos.
Yo me guardaré de ingerirme en nada: ellos son admirables y no han menester mi auxilio. Además de que ya me retiro de la política.
Serviré en las armas hasta la muerte; influiré en la mejora y sostenimiento del nuevo gobierno; apoyaré con mi brazo y con mis amigos los militares al magistrado que nos den; me gloriaré de prestarle ciega y dócil obediencia; lo defenderé dentro y fuera de la república; no excusaré mi reputación y vida en este servicio.
Yo haré todo, hasta todo, seré hasta vasallo!!! Vd. sabe que no soy de la opinión de la monarquía; más en adelante, me honraré en sostenerla si la imponen para bien de la patria: no lo creo, sin embargo, porque no me parece a propósito.
Yo he convidado a todos los colombianos para que digan y manden al congreso sus más íntimas opiniones. Los colegios electorales del Sur se han inclinado a la monarquía excepto uno, y otro que deja todo a discreción del congreso. En Bogotá han mudado mucho de principios: los más moderados piden vitalicio y senado hereditario.
Ahora, pues, es mi triunfo: dejo el mando en las manos de mis amigos y la opinión corregida. No será ni la anarquía ni el temor los que me desalienten o alejen.
Mi gloria me lo exige y la oigo con placer. Sea enhorabuena mi relevo para que Vd. se alabe de haberme amado y defendido.
De corazón.
BOLÍVAR.
El original es todo de letra y puño del Libertador. —Pedro Fernández Madrid.