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DOCUMENTO 9370 CARTA DE BOLÍVAR PARA EL CORONEL TOMÁS DE HERES, FECHADA EN SANTIAGO EL 19 DE ABRIL DE 1824. SE REFIERE A LA MOVILIZACIÓN DE CUERPOS MILITARES EN SANTA Y HUARAZ. LE DA INSTRUCCIONES SOBRE EL CUIDADO DE BESTIAS Y LA FABRICACIÓN DE CLAVOS Y HERRADURAS.*

Santiago, 19 de abril de 1824.

Al señor Coronel Tomás de Heres. Mí querido Coronel:

He recibido las comunicaciones relativas a la pasada de Caparros y compañía. No me ha sorprendido nada.

Ya mando formar una buena guerrilla en la provincia de Santa, como lo verá Vd. por el estado mayor.

Por Huaraz se mandarán algunas compañías de caballería e infantería a sostener la costa, si acaso no fuese posible hacer prontamente el movimiento general.

Como todo lo que le mando por Santa no aparece o se dilata infinito, o está expuesto a cualquier accidente revolucionario, ahora ordeno lo siguiente:

Que Vd. nos mande todo, todo por esta vía de Huamachuco, exceptuando únicamente las mulas y caballos en pelo que vengan de Lambaye-que y Piura que, con Paredes y 30 ó 40 fusileros montados, deben irse a la Provincia de Santa a dar descanso y cuidar dichas bestias llevando consigo el equipo de sus Granaderos para que lo mande inmediatamente a Huaraz y los pocos Granaderos montados que han quedado en Trujillo.

Quiero, pues, que Paredes se quede en Santa un mes cuidando toda la bestiada que tengamos, con 60 hombres montados, por lo menos, y algunos oficiales que le ayuden; que Paredes cuide mucho de que se rieguen los pastos; que Espinar, Romero y Moran no dejen nada por la espalda y se traigan todo lo que haya en Trujillo para el ejército; que la marcha sea muy lenta, para que las bestias no se maten como ha sucedido hasta ahora, viniendo por Galindo al Platanar y a Otuzco, que es la mejor ruta y la más corta [1]. Necesitamos de un comandante en Otuzco para que dirija todo adelante. Vea Vd. si lo puede mandar.

Por los malditos clavos se han perdido todas las herraduras, una gran parte de los caballos y alguna gente; porque todo ha quedado derrotado de Trujillo a Cajabamba, con respecto al regimiento del Perú. Los clavos sólo han destruido este cuerpo.

¿Qué serán los godos? ¿Ha de creer Vd. que puede ser que no podamos ejecutar el movimiento por estos malditos clavos??? Ruego a Vd., por Dios, que haga examinar el hierro de Vizcaya, si es dulce o no, para que hagan infinidad de clavos y los manden; que se solicite a precio de oro el tal hierro de Vizcaya dulce; pero que sea bien reconocido por los mejores herreros, y si se consigue alguno más, que se mande todo el que se pueda a Lara para que tenga clavos.

A Cajamarca mande Vd. hierro de Suecia para que hagan herraduras sin clavos por el modelo que va ya adobado.

En Trujillo y Huamachuco se harán los clavos, y en Cajamarca sólo las herraduras.

En Huamachuco no hay hierro ninguno, ni ha ido el que se mandó venir y necesitamos de mucho.

Mándelo Vd., volando. Las sillas de la caballería que vengan. Si no hay hierro de Vizcaya que se compre hierro dulce del más trabajado en herramientas u otra cosa; pero todo esto debe ser muy bien consultado y muy bien examinado por los herreros.

Vuelvo a repetir que los clavos nos han matado, y puede ser que no podamos hacer nada por esta falta. Todas las bestias han quedado muy malas o destruidas en estos ásperos caminos; y estamos a pie todos por culpa de los hombres, y no de los clavos, porque nadie sabe su obligación.

Si ahora vinieran los godos no tendríamos caballería con que pelear.

Estoy desesperado, sobre todo con las tropas del Perú, y sobre todo con los tales Coraceros que no sirven de nada después de haber arruinado a Trujillo.

No me ha parecido bien que Vd. haya abierto mis cartas de Santander y Peñalver. Las cartas confidenciales son sagradas para todo el mundo, porque son secretos de otros que no se deben confiar.

Así espero que en adelante Vd. no abra más que las comunicaciones de oficio, de Chile, del Ministro de la Guerra, de Panamá, de Castillo y de Salom, lo demás que venga cerrado a mí.

Me ha parecido que el general Lara tenía razón, porque Vd. no debía meterse en el territorio de su mando, y mucho más Vd. que es tan quisquilloso con todo el mundo.

Pérez no ha recibido todavía comunicación oficial de Vd., y yo quiero que el servicio se haga oficialmente, y no por cartas, pues las cartas, no son documentos públicos que deben siempre parecer.

Yo detesto ese modo de entenderse, pues no hay medio de contestar oficialmente una carta sino por irregularidades chocantes, no quedando documentos sobre que recaigan las resoluciones. Las cartas son muy buenas, pero los oficios también.

Un tal Palomeque fue a Trujillo por mi orden a responder sobre una suma de dinero, y Lara me dice que Vd. lo ha despachado perfectamente, sin que yo sepa nada de este negocio. Dígame Vd. como ha sido esto.

Supongo que Vd. mandará impresos en todas direcciones, pues a mí han venido pocos.

Mande Vd. modelos a Lambayeque para que hagan herraduras sin clavos y pida Vd. Hierro de Vizcaya dulce para que hagan clavos en Trujillo.

Necesitamos de sables y muy particularmente de tiros y lanzas como las que usamos en Venezuela. Mande Vd. modelos a Lambayeque para que hagan ochocientas lanzas para enastarlas en las astas que vengan de Guayaquil. Aquí necesitamos de [en blanco] mándelo Vd. a Huamachuco.

Escriba Vd. al general Castillo en Guayaquil sobre el negocio de clavos con mucha claridad, para que no vaya a suceder lo mismo que con los otros clavos venidos de Guayaquil y hechos en Trujillo; que las ochocientas lanzas se enasten en las astas que deben venir de Guayaquil.

Que ninguna remesa venga sin un oficial encargado de ella, especialmente de las mulas para que les cuide mucho y no se queden en el camino destruidas, como ha sucedido hasta ahora; pero que gasten cuatro días de Trujillo a Otuzco, y que descansen en Otuzco para que puedan seguir. Vd. no puede imaginarse como está esta sierra, pues hasta mis caballos y mulas han llegado muertos y no podrán seguir en varios días y en el tránsito no hay pasto.

Deseo que Vd. lo pase bien, que trabaje mucho y que digiera las incomodidades que le doy y la parte desagradable de esta carta.

Suyo de corazón.

[BOLÍVAR]

* De un impreso moderno: Bolívar Simón. Obras completas. Segunda edición. Editorial Lex. Habana, 1950. Vol. I, pp. 950-953.

Notas

[1] El camino de Trujillo a Otuzco va por las orillas del río Moche. Galindo se halla a la margen derecha y Platanar, un poco más arriba, a la izquierda. La presente nota es del compilador.

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