Guayaquil, 4 de septiembre de 1829.
AL EXMO. SEÑOR GENERAL R. URDANETA, ETC.
Mi Querido General:
He tenido el mayor placer al recibir la apreciable de Vd. de 29 de julio, asì por el contento con que veo la ha escrito Vd. sabiendo ya los sucesos de esta parte hasta la Barranca, como por todo lo que, a consecuencia de aquellas noticias, me dice Vd con todo lo demás a que se contrae igualmente bueno.
Yo celebro, pues, que hayamos podido proporcionar a Vds. tan buenos ratos como ese y los que han seguido, que seguramente habrán completado el gozo. También me es sumamente satisfactorio lo que Vd. me participa sobre lo entusiasmada que está ya toda esa gente por constituirse, o por hacer algo bueno con la exquisita mayoría de que se compondrá el próximo Congreso, pero más que todo me complace la noticia que me da Vd. de la restitución que me ha hecho la nación de su aura como en los primeros días de mi gloria. ¡Quiera Dios, mi amigo, que no se engañe Vd. por el deseo de darme la vida con el único elemento que Vd. bien conoce me la restituiría! Pero Vd. me lo dice, yo lo creo, y comienzo a saborear el néctar de mi salud.
Le agradezco infinito los esfuerzos que hace porque nos vengan socorros, pues la miseria de este ejército me tiene desesperado. Ahora nos anuncian el envío de unos cuatro mil pesos, pero no han llegado aún. No deje Vd., pues, de apurar al Señor Tanco.
Recibí la carta que Vd. me incluye del General Clemente. Hasta este buen hombre nos trata de dilatar la venida de las fragatas con sus observaciones; pero siquiera es un consuelo lo que asegura Soublette y Vd. me indica. Haga, por Dios, que venga la fragata que he pedido últimamente, pero volando si es posible, para que esto pueda quedar asegurado.
Le incluyo una que me ha hecho el Gobernador de Pamplona, Carrasquilla, para que Vd. vea lo que se pueda hacer en su favor. Yo le he contestado que ocurra a Vd. a quien efectivamente le recomiendo.
No ha llegado todavía el Comisionado del Perú para los tratados. Dicen que formarían el Congreso para el 28 del próximo pasado agosto. Si se ha verificado, es regular que el comisionado esté ya navegando para acá.
Yo sigo restableciéndome perfectamente en mi casa de campo a una milla de la ciudad, aunque no puedo hacer todo el ejercicio que apetezco porque el lugar es en una isla bien reducida.
Saludo con todo mi afecto a toda su familia, y quedo de Vd. su amigo de corazón.
BOLÍVAR.
Adición. —Le devuelvo la carta del General Montilla que Vd. me adjuntó en su anterior del correo pasado.
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