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DOCUMENTO 2036.— DEL BORRADOR. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL PRESIDENTE DE BOLIVIA, GRAN MARISCAL ANDRÉS DE SANTA CRUZ, FECHADA EN BARRANCAS, 25 DE JUNIO DE 1829. LE INFORMA QUE CUENTA CON EL PODER PARA OCUPAR EL PERÚ, PERO NO TIENE TAL ASPIRACIÓN YA QUE DESEA VERLO PROSPERAR BAJO UNA ADMINISTRACIÓN PACÍFICA Y JUSTA, Y LE COMUNICA LO NECESARIO DE LA LIGA DE COLOMBIA, PERÚ Y BOLIVIA.

Barranca, 25 de junio de 1829.

A S. E. EL PRESIDENTE DE BOLIVIA, GRAN MARISCAL ANDRÉS DE SANTA CRUZ.

Mi querido amigo:

Mucho tiempo hemos estado privados del placer de comunicarnos. Yo escribí a Vd. de Cartagena con su sobrino y no he recibido respuesta; supongo, sin embargo, que no habrá sido por falta de deseos, pues un hombre como Vd. no es capaz de olvidarse de un amigo como yo. Sé muy bien que Vd. ha sido víctima de la Tercera división y del gobierno de La Mar; por esta parte la suerte ha sido común a ambos, teniendo la satisfacción de seguir una misma causa contra unos mismos enemigos. También sé que Vd. ha tenido que someterse a la irresistible necesidad de plegarse a las circunstancias, pero la alma de Vd. ha quedado siempre la misma, pensando de un mismo modo, como si los sucesos nohu­bieran sido contrarios.

Un pariente del general Sucre, que estaba en Chile, escribió asegurándole que Vd. era mi amigo públicamente y que profesaba mis prin­cipios políticos. Además yo no necesitaba de este testimonio para adi­vinar los misterios del corazón de Vd. No he dudado, pues, de la inde­leble constancia de la amistad de Vd. para conmigo y menos aun de la firmeza de su carácter político.

La mudanza ocurrida en Lima contra el gobierno de La Mar y a favor del general La Fuente, me ha abierto la vía para entenderme con Vd. Yo estoy situado cerca de Guayaquil, esperando de un día a otro la suspensión de hostilidades que estamos tratando con Gamarra y con Benavides, que manda en Guayaquil. Yo he traído más de 4.000 hombres del Norte y puedo contar con 8.000 a mis órdenes de excelentes tropas. La escuadra de Colombia debe doblar el Cabo de un momento a otro. Con todas estas fuerzas podría ocupar el Perú, con más justicia que facilidad y con más facilidad que ganas. Sin embargo, yo prefiero la paz a todo, contento con haber sido vengado por La Fuente, de La Mar y de su partido. Quiero la paz por todas razones; mas es indis­pensable que el gobierno del Perú sea amigo de Colombia para que no nos burle la cuarta vez, como lo ha hecho en las tres anteriores. El general La Fuente se ha mostrado desde el principio admirablemente. Yo le estoy agradecido como si me hubiera hecho el servicio más impor­tante en un momento de cruel adversidad. ¡Dios lo conserve en su puesto! lo mismo que a Vd., a quien deseo todo poder para que haga el bien de su patria y de mi Bolivia amada!

Doy las gracias al General Velazco por la Restauración del Código Boliviano, y ruego a Vd. con encarecimiento que no permita, si se le es posible, mudar la naturaleza del ejecutivo y legislativo de esa Constitución. Los otros dos poderes admiten mil mejoras y hasta podría absolverlos, en parte, el ejecutivo, que bien lo necesita para ser lo que debe ser.

La liga de Colombia, el Perú y Bolivia es cada día más necesaria para curar la gangrena de la revolución que se hace por momentos más maligna y se complica al paso que se acelera. La América entera es un cuadro espantoso de desorden sanguinario. Vivimos sobre un volcán y nos desmoralizamos hasta el punto de desconocer todo principio de derecho y de deber, no quedándonos otro resorte capaz de producir efecto, sino el de la fuerza efectiva empleada con inteligencia y oportunidad. Yo declararé a Vd. francamente que no tengo la menor aspira­ción sobre el Perú, siendo mi único deseo verlo prosperar bajo una admi­nistración pacífica y justa.

Como ese país nos ha declarado la guerra antes de ahora por la culpa de haber tomado nosotros las armas para defender su indepen­dencia, y como, además, no se nos ha satisfecho y ni aun dado las gracias oficialmente de nuestros servicios por medio de un agente, como era regular, yo no me atrevo a dar un nuevo paso diplomático cerca de ese gobierno de Colombia, lo que me sería muy agradable, sobre todo, viniendo de parte de Vd., cuyo carácter público estimo y respeto.

Remito a Lima a mi edecán, el coronel Demarquet, con pliegos para el gobierno y con órdenes para que si puede, siga a Bolivia a felicitar a Vd. y esa república por su restauración. Al mismo tiempo instruirá a Vd. del estado de Colombia y de la serie de operaciones políticas y militares que nos han ocupado en estos últimos anos. Por él sabrá Vd. que yo he triunfado de todos mis enemigos; y que Colombia está unida, llena de energía y con esperanzas halagüeñas. El congreso que he convocado se reunirá y dará un gobierno fuerte según el espíritu pú­blico que reina. Colombia ha vuelto de sus ilusiones de tal manera, que el gobierno boliviano le parece ya una bicoca. Su ejecutivo será adoptado con más vigor que el de Vds. (*) En fin, por acá todo va maravillosamente bien.

Ofrezco a Vd. los sentimientos de mi antigua amistad y todas las expresiones de mi sincero cariño y distinguida consideración.

BOLÍVAR.

(*) Seguía lo siguiente, testado.

“Muchos piensan en un Gobierno Hereditario, pero yo me opongo con todas mis fuerzas, porque no quiero soportar por toda la vida un peso tan enorme para transmitirlo después a un descendiente mío".

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