Riobamba, 1 de junio de 1829.
AL EXMO. SEÑOR GENERAL JOSÉ ANTONIO PÁEZ.
Mí querido general:
En este correo sólo he recibido cuatro letras de Vd. recomendándome al señor José María Pelgrón y nada más. Sobre esto veremos lo que se puede hacer, aunque es menester que Vd. sepa que hace muy poco que se le dió a ese señor un buen destino.
De un momento a otro espero tener noticias por el coronel T. C. Mosquera, que destiné donde el general Flores a concertar las operaciones de una operación a que se preparaba este general para tomar al enemigo las fuerzas sutiles, lo que al golpe nos posesionará de la plaza de Guayaquil. Mientras no consigamos esto, siempre quedamos expuestos a la continua invasión de los peruanos con el resto de su marina, y mucho más si no se logra este golpe. Así es que cada vez ansiamos más por la llegada de nuestra escuadra para terminar esta guerra. Con sólo las fragatas podremos ya dominar el Pacífico, pues habiendo perdido el Perú la fragata "Prueba", por el incendio del 18, no tiene más marina fuerte, con que resistirnos. Que vengan, mi general, que vengan las fragatas. Hoy envío orden al ministro de marina para que se les dé órdenes directas para que se vengan de cualquier modo, y se lo avisen a Vd. A los enemigos les quedan bergantines y Roletas. De resto todo va perfectamente. En todo el presente mes debemos recuperar a Guayaquil por cualquier medio. El señor Gual tiene permiso para trasladarse a nuestro territorio, y puede que nos traiga alguna negociación, y en todo junio debo regresar a Bogotá dejando todo esto corriente.
Le remito una gaceta y una "Mirada" que me han enviado de Cuenca: me aseguran ser obras de un fraile que tiene mucho talento y no deja de conocerse. (*)
Esta carta ha estado dictada por el escribiente y por lo mismo voy a rectificarla.
Necesitamos de la marina para poder hacer la paz con el Perú, que tiene todavía seis buques de guerra, y nosotros ninguno, porque los que teníamos se los entregaron en Guayaquil. En este mes podemos tomar dicha ciudad, pero quedaremos bloqueados, porque la marina es de piratas obstinados en hacernos la guerra para pillarnos las costas, y, por consiguiente, no tendremos la paz si no vienen nuestras fragatas, ni podemos atacar al Perú por tierra porque el país está enteramente desolado y hay desiertos inmensos donde no hay agua para beber ni leña para cocinar ni animales que matar. Los buques de guerra nos sirven para salvar todos estos inconvenientes y cuantos tenemos en este país.
Quedo de Vd. su afmo. amigo.
BOLÍVAR
(*) El padre Solano, apunta Pérez y Soto. El Libertador se refiere al célebre articulo de su pluma "Una Mirada sobre la América Española", que atribuye al mismo fraile redactor de "La Alforja", según dice en el fragmento que sigue en esta carta, y en la carta .siguiente dirigida a Briceño Méndez. Véase la "Mirada" en "Papeles de Bolívar", 329; y en Blanco y Azpurua, XIII, 493.
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