Angostura, 19 de agosto de 1818.
Al General Páez.
Informado [1] oficialmente por las autoridades civiles y militares de la Provincia de Casanare, por cartas de personas muy respetables y fidedignas, habitantes de la Nueva Granada, fechadas en los meses de junio y julio último, y por la exposición verbal que me ha hecho el Capitán Uribe, comisionado cerca de mí, de la ocupación de Lima y el Callao, de Guayaquil y Quito por las armas de Buenos Aires y Chile: de la invasión de Popayán y otras Provincias del Sur de la Nueva Granada; de que las fuerzas españolas europeas en aquélla, no pasan de 200 hombres; que las tropas criollas a su servicio están enteramente disgustadas y dispuestas a pasarse al nuestro, luego que se presente el Ejército Libertador; de que las crueldades y horrores cometidos por los españoles, han irritado hasta la desesperación a los granadinos que han tomado al fin el partido de huir a los bosques, y de formar partidas de cuerpos sueltos, que infestan y desuelan [2] todo el territorio; de que sólo faltan allí armas y elementos de guerra, para arrojar o destruir a los españoles de aquel suelo; de que las partidas de guerrillas han interceptado la comunicación de Cartagena con Santa Fe; e instruido también por las gacetas extranjeras de la célebre jornada del 5 de abril [3] de este año, en que el General San Martín en las inmediaciones de Santiago ha destrozado un ejército español de 7.000 hombres, haciéndole 3.000 prisioneros, entre ellos 190 oficiales, lo que ha producido la libertad absoluta del Alto y Bajo Perú; he determinado aprovechar la más bella ocasión para emprender con buen suceso la libertad de la Nueva Granada. Con este objeto marcha el señor General de Brigada Francisco de Paula Santander, con un numeroso parque de armas, municiones y cuantos elementos de guerra son necesarios a la Provincia de Casanare, a tomar el mando de la fuerza armada que hay en ella, y a levantar, organizar y disciplinar una División respetable que moverá y dirigirá según las instrucciones que ha recibido de mí.
He oficiado directamente al Comandante General de las armas de la Provincia de Casanare, y al Coronel Justo Bri-ceño, que queden bajo las órdenes del General del ejército de operaciones de la Nueva Granada, Santander y a las autoridades civiles, le auxilien con cuanto necesite, para de este modo aprovechar el tiempo y obrar con prontitud. La operación que intento sobre la Nueva Granada debe necesariamente producir, tanto a aquella como a Venezuela, incalculables ventajas.
Morillo en ésta última, concentra sus fuerzas, llamando las de los Llanos de Caracas, donde ha abandonado a Calabozo, el Sombrero, el Calvario y Chaguaramas que antes ocupaba alguna infantería, según me participa el General Zaraza. Calzada ha abandonado a Barinas y probablemente seguirá hasta el cuartel de Morillo. Sámano concentra también sus pocas fuerzas en el Reino, por temor de las fuerzas que lo invaden por el Sur; dejando de este modo practicable todas las entradas de aquel Reino, que invadido ahora puede darnos un ejército tan respetable que destruya a sus enemigos, e intimide a Morillo y Venezuela, y lo reduzca o a evacuar a ésta para volar a contener a la Nueva Granada, o lo obligue cuando más a refugiarse a las plazas fuertes de la Costa; puesto que en Venezuela somos nosotros infinitamente superiores en número, en toda especie de armas.Logramos poner a Morillo en la alternativa, o de evacuar a Venezuela, para marchar sobre el Reino, o [4] de verse perdido enteramente éste, sin que saque otro fruto, que perecer de hambre en las plazas fuertes donde se refugie, y de arruinar su nación para aumentar sus tropas, o de salir a los Llanos a buscarnos, donde infaliblemente será destruido.
La cooperación activa de V.S. con cuantos auxilios estén de su parte al ejército de Casanare, contribuirá poderosamente al plan que me propongo.
Dios, etc.
[BOLÍVAR]
* De un copiador de Secretaría. Archivo del Libertador, vol. 25, fols. 122 v° 123 v°. Escrito de letra^ de Jacinto Martel. Para las características del cuaderno copiador, véase la nota principal del documento n° 2902 en el vol. XIII.