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DOCUMENTO 5189. CARTA DE BOLÍVAR PARA EL GENERAL SANTANDER, FECHADA EN TRUJILLO EL 1° DE DICIEMBRE DE 1820, EN LA CUAL LE CONTESTA CORRESPONDENCIA, LE DA INSTRUCCIO­NES SOBRE LA FUTURA CAMPAÑA DE QUITO Y LE COMUNICA NOTICIAS SOBRE LA SITUACIÓN DEL EJERCITO PATRIOTA.*

Trujillo, 30 de noviembre de 1820.

A S.E. el general E. de P. Santander. Mi querido general:

He recibido a la vez su carta del 13 y el informe pedido por la comisión. Una y otro tienen un mérito infinito. La carta es más lamentable que ninguna otra y así la conservo para responder a todo el que pida. Su informe le hace a Vd. infinito honor por la elegancia y dialéctica que emplea en él; sin embargo, Vd. ha cometido dos faltas, según mi opinión, que es haber citado la obra maestra del señor Zea, porque su mérito incompatible disminuye el de su apología. La segunda, es habernos acusado a nosotros. ¡A nosotros que no somos acusadores! ¡A Lara que no tiene excusa, a mí que he sido la víctima, y a Arismendi que es demasiado aborrecido! Permítame Vd. que le cite un ejemplo mío que pudo haber seguido. En mi apología contra Cartagena no inculpé a nadie y con esto acallé a todos mis enemigos. Si llega a tiempo esta carta puede Vd. suprimk todo el brillante pasaje del señor Zea, por ra­zón oratoria y todo el pasaje sobre nosotros por razón de política y de justicia; bien que yo estoy persuadido que Vd. lo habrá su­primido.

A otra cosa: mañana me voy para Barinas a recorrer toda la línea de circunvalación. No pienso ir a Guayana aunque vaya a ver a Bermúdez. Pienso venir a la instalación del congreso y de allí me voy al Sur o a arreglar a Quito si lo hemos tomado, o a emprender la campaña al mismo terminar el armisticio por aquella parte. Mi cálculo es infalible, siempre tomaremos a Quito, y yo le insto a Vd. mucho para que prepare todo lo necesario a fin de que no nos falta aquel departamento. Mientras que por acá se está concluyendo la paz, yo puedo marchar en tiempo hábil si Valdés fuese tan necio que no supiere aprovechar el tiempo único en que puede inmortalizarse. Hay muchos medios de retardar la notificación del armisti­cio: entre otros se puede perder el pliego; enfermarse el conductor al llegar; o no creerse Valdés sujeto a Vd. en el territorio de Quito. Desenvuelva Vd. estas ideas que no hago más que indicar.

Espero que Vd. levantará 2.000 veteranos en Cundinamarca y 10.000 milicianos disciplinados para que defiendan el país en caso de reveses, sin contar los cuerpos de operaciones o que están en la frontera.

El general Urdaneta queda con el mando de este ejército, cuya retaguardia queda en Cúcuta; su jurisdicción se extiende hasta allá. Ordene Vd. que en las provincias del Norte se socorra a Urdaneta y Salom con lo que pidan para el ejército. Por acá se van a construir cuatro mil vestidos, otros tantos en Guayana, y Vd. hará cons­truir otros tantos por allá; pero muy buenos, buenos, que son los menos que necesitamos para la próxima campaña, hágase o no se haga; pues si ahora hemos inspirado respeto para hacer el armisti­cio, después necesitaremos de terror para hacer la paz. A fines de mayo debo presentar 12.000 hombres al enemigo, o no hay paz gloriosa. Tenga Vd. entendido esto para su gobierno. Hasta ahora no cuento por esta parte más que con 4.000 hombres con los que están a retaguardia; 4.000 se reunirán del Oriente y Páez, y otros 4.000 deben venir de Cundinamarca: los 2.000 veteranos que le mando levantar y 2.000 samarios que deben venir de Santa Marta, y que insto a Vd. para que vengan. Debernos tener entendido que los godos tienen sobre 10.000 hombres, pero muy bien disciplina­dos, y se conoce bien la confianza que tienen en ellos, por el modo sostenido que han manifestado en el tratado. Al despedirme de Vd. le doy todas estas noticias, porque en alejándome será más difícil dárselas con seguridad y oportunidad, y es bueno que las sepa desde ahora para que tome sus medidas.

Los sesenta mil pesos que Vd. ofrece y dice que ya han salido, disponga Vd. que se pongan a disposición de Urdaneta, que tiene ya las órdenes de lo que debe hacer. Por aquí no se da un real a ningún oficial: están ladrando y hay la mayor economía.

Va una copia de una carta que me ha escrito Morillo; me ha mandado su manifiesto que no está concebido en términos fuertes, se defiende cargando como es costumbre con sus enemigos, pero con moderación. Va también un legajo de gacetas; en ellas entresacará Vd. mil cosas buenas para nuestra Gaceta; todo parece indi­car la conmoción general de que se halla agitada la Europa. No es creíble que esta tempestad se dirija sin que descargue horribles rayos. Entre tanto nosotros nos aprovecharemos.

Si encontrare un buen sujeto que mandar a España de comisionado de Colombia, lo haré; y si no, me contentaré con mandar una carta al Rey por medio de Morillo. Sobre esto emplearé todas las medidas que me sean posibles y estoy persuadido que los jefes de por acá están resueltos a hacer todo lo que puedan por la paz.

Adiós, mi querido general, en otra ocasión hablaré de otras cosas más; pues estoy muy ocupado pensando y obrando para marchar.

Adiós, mi amigo.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. Simón Bolívar, "Obras Completas", tomo I, págs. 518-520.

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