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DOCUMENTO 66. CARTA DIRIGIDA DESDE CURAZAO A SU AMIGO DON FRANCISCO ITURBE, DÁNDOLE CUENTA DE SU CRITICA SITUA­CIÓN Y SOLICITANDO SU AYUDA.*

Curazao, 10 de setiembre de 1812.

Señor Don Francisco Iturbe.

Amigo y dueño mío: Con infinitas incomodidades y penas he logrado llegar aquí ocho días ha [1]. Mala navegación, peor a bordo [2] y detestable recepción. Digo que mi recepción fue detestable por­que todavía no había bien llegado, cuando ya estaba mi equipaje embargado por dos causas muy raras: la primera porque mis efectos y trastos estaban en la misma casa [3] en que estaban los de Miranda; y la segunda porque el Celoso [4] contrajo deudas en Puerto Cabello [5], que ahora he de pagar yo, porque yo era Comandante de la plaza cuando las contrajo. Esta es la exacta verdad. De esto resulta que yo me hallo sin medio alguno para alimentar mi vida, que ya comienzo a ver con demasiado hastío y hasta con horror.

Aunque mi situación es tan triste como la pinto, no obstante conservo algunos amigos que me obsequian con urbanidad y con fran­queza; pero yo creo también que en tratándose de prestarme dinero, o de hacerme servicio de esta clase, temo, digo, que no obtendré nada de provecho y más bien perderé hasta su amistad; porque amigos como Vd. no los hay en el mundo, y cuando el Cielo los da, luego los quita, como me ha sucedido a mí.

Yo ruego a Vd. no se olvide tomar todo el interés posible en favor de mis asuntos; y si por acaso mi amigo don Domingo Ascanio ha marchado ya, o no tiene el manejo de mis bienes, ruego a Vd. con instancia se sirva obtener por cualquier medio algún dinero y se sirva mandármelo con la precaución posible; pues quién sabe qué otro enredo habrá después para quitarme lo que me vaya viniendo. Sin tener nada que hacer ni con Miranda ni con el antiguo gobierno, yo pago sus deudas y aún sus créditos. Paciencia!

Sírvase Vd. escribirme bajo la cubierta de algún amigo, para que no se extravíen mis cartas.

Dígame todo lo que se le ocurra bueno o malo. Mándeme Vd. todo lo que se le ofrezca y yo pueda hacer en obsequio de un amigo tan digno del más alto aprecio y reconocimiento. Como Iturbe no hay dos amigos. Adiós, hasta otra vez.

SIMÓN BOLÍVAR.

P.D. Si por allá llegaren algunos chismes contra mi conducta política o contra mis procedimientos, puede Vd. combatirlos con la seguridad de que son falsos. Esta advertencia la hago, no porque me ocurra que pueda suceder, sino porque tengo entendido que aquí hay muchos malquerientes de los hijos de Caracas que desean obtener favor del gobierno con delaciones.

* Archivo del Libertador, vol. 45, folio 8. De una copia posterior a la muerte de Bolívar, de letra no identificada. En el vol. 172, fos 67-68, existe otra copia, también de fecha posterior a la muerte del Libertador.

El destinatario, Francisco de Iturbe y Eyciso, de origen vasco, fue un consecuente amigo de Bolívar, por quien había salido garante, hacía apenas unas semanas, ante el jefe realista Domingo de Monteverde. Iturbe se hallaba en Caracas cuando Bolívar le dirigía esta carta. Era natural de la Villa de Salinas de Leniz (Guipúzcoa) y parece ser que llegó a Venezuela muy a fines del siglo XVIII o comienzos del XIX. En 1809 era Tesorero del Tribunal de Diezmos de Caracas. En esta ciudad contrajo matrimonio con doña María Josefa Vega y Ascanio. Murió sin sucesión, hacia 1845. Iturbe aunque alejado de la política activa, se mantuvo siempre fiel a la Corona española, sin que esto entorpeciera las relaciones que existieron entre él y Bolívar. Según Landaeta Rosales (“El Universal”, 27-111-1916), falleció a los 78 años de edad.

Notas

[1] Cuando Bolívar expresa "he llegado aquí ocho días ha", no puede referirse, obviamente, a la isla de Curazao, en donde había desembarcado el 1° de septiembre (diez días antes de esta carta) sino a la capital de la isla, Willemstad. Véase el documento N° 65.

[2] Sic. Tal vez deba entenderse "abordo", en una sola palabra, o sea, "desembarco, llegada".

[3] Era la casa de Robertson y Belt, comerciantes británicos de Curazao.

[4] Bergantín de la Marina de Guerra de Venezuela, mandado por el Capitán Pedro del Castillo.

[5] Puerto Cabello, extensa rada natural y plaza fortificada en el litoral venezolano, en la región central del país, a unos 35 Kms. al norte de la ciudad de Valencia, en el actual Estado Carabobo.

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