Cuartel General en La Piedra, a 31 de diciembre de 1819. 9°
Excmo. señor Vicepresidente de Colombia, Francisco Antonio Zea.
Excmo. señor.
Ayer he llegado a este pueblo, donde he encontrado a mi secretario Briceño y a mis edecanes; pero el dinero no ha llegado aún, a pesar de que lo espero por momentos con el comisario Bremont. Luego que lo encuentre lo enviaré volando a esa capital, pero repito que ni un maravedí debe gastarse sino en los objetos que yo indicaré; con tanta más razón cuanto que el señor vicepresidente de Cundinamarca me escribe que no puede enviar por ahora más de cincuenta o sesenta mil pesos con el teniente coronel Gómez, por haberse aumentado considerablemente los gastos en estos últimos meses.
Las comunicaciones que he recibido de la Nueva Granada son muy satisfactorias. Todas mis disposiciones se iban a llevar a efecto con la más exacta puntualidad, y todo promete un próximo y feliz éxito a nuestros negocios por aquella parte.
El señor vicepresidente de Cundinamarca pide con la mayor instancia ochenta docenas de limas surtidas, más o menos finas, más o menos gruesas, más o menos grandes, etc., para las maestranzas de artillería; acero en cantidad suficiente para el mismo objeto, y papel para todo; pues allí no hay. En consecuencia, se mandarán tres mil pesos a Trinidad para comprar estos objetos y se mandarán con una persona de confianza a Casanare volando, volando, volando.
Es inútil repetir mis anteriores órdenes de enviar los fusiles que lleguen inmediatamente a Calcara a disposición del general Sucre, que les dará la dirección conveniente; junto con los fusiles, o antes, se enviará a la Nueva Granada la pólvora en grano que haya en esa capital; pues las fábricas de esta munición aún no están acabadas.
Debe tenerse advertido que los buques que entren por el Meta no pueden calar más de dos o tres pies de agua, para lo cual se pondrán en Caicara los necesarios para transportar los objetos a la Nueva Granada. El Mayor Bremont deberá ser uno de los conductores de las remisiones de armas y pertrechos que se envíen a la Nueva Granada.
Remito el sello que se ha roto en la Nueva Granada y una moneda acuñada allí para que V.E. los someta al congreso con los documentos que han venido sobre el caso.
Todo el ejército está desnudo y va a emprender una campaña larga y difícil. No hallo cómo encarecer a V.E. la pronta remisión de vestuarios, pues sin ellos casi no podemos obrar. Ninguna medida estará de más para que V.E. provea de vestuarios el ejército. Los ingleses están sin zapatos, y en estas tropas los zapatos son tan necesarios como el alimento. V.E. remitirá cuantos pares pueda a la mayor brevedad, mandándolos buscar a Trinidad si no han llegado. Los vestuarios de que está encargado el general Arismendi son cinco mil. De éstos ha remitido mil chaquetas, mil camisas y setecientos pares de pantalones. El resto debe venir volando, porque si no, van a marchar las tropas desnudas.
De aquí siguen para esa capital varias embarcaciones pequeñas para que V.E. las haga reparar, poner velas, etc., y vuelvan con las que haya en esa con armas, vestuarios y demás elementos. Remito la Gaceta Je la Nueva GranaJa que contiene la acta en que aquel pueblo, por un efecto de gratitud, acordó un premio a los vencedores en Boyacá, para que V.E. la presente al congreso participándome a la brevedad posible lo que haya resuelto. Dios guarde a V.E. muchos años.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. Cartas del Libertador. XII, págs. 158 -159. Fundación Lecuna II, págs. 260 - 261
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